jueves, 21 de septiembre de 2017

¿Qué día es hoy?


Con frecuencia decimos u oímos lo siguiente: ¿Qué día es hoy o en qué fecha estamos? Otro olvido común es que dejamos las llaves o cualquier objeto y va de buscar y hacer coco de adonde Jo las dejamos, en muchos casos obedece a la falta de concentración o momentos de tensión y no necesariamente sea que estemos enfermos, pero es recomendable poner atención a los niveles de frecuencia de esos olvidos.

También, nos pasa que encontramos a personas conocidas y nos quedamos en las nubes porque para nada recordamos de quien se trata, sin poder con el momento que nos apena ante una persona entusiasta que hasta nos considera amigos.

Bueno… Y a todo esto, qué día es hoy, Qué recordamos hoy…? En una fecha como hoy hace 61 años Rigoberto mató al primer Somoza en su fiesta de reelección, es probable que mucha gente recuerde ese capítulo de nuestra historia, aunque por otras razones se vaya perdiendo de la memoria. Sin embargo, no es de esa fecha histórica y violenta de la que quiero reflexionar.

Hoy fue el Día Mundial del Alzheimer, muchos en el planeta y para no ir tan largo, acá en Nicaragua sabemos poco del Alzheimer, con la probabilidad de que la fecha pasó de noche y en el olvido.

Revisando unas agendas, en una aparece que hoy es el Día Internacional de la Paz y no aparece el Día Mundial del Alzheimer. 

Alois Alzheimer (1864-1915) fue el científico, psiquiatra y neurólogo alemán que identificó los síntomas de lo que posteriormente se conocería como la enfermedad Alzheimer.

En la pagina del Centro de Prensa de la Organización Mundial de la Salud se señala que “…En el mundo entero hay unos 47 millones de personas que padecen demencia, y cada año se registran cerca de 10 millones de nuevos casos. La enfermedad de Alzheimer, que es la causa de demencia más común, acapara entre un 60% y un 70% de los casos…”.

La presente es para hacer un homenaje a las personas que han vivido y compartido con nosotros, sean mayores o menores de 50 o 60 años de edad, enfrentado y sufrido el proceso degenerativo de pérdida de su memoria, enfermedad que en muchos casos no se trata adecuadamente por desconocimiento.

Auditorio Alianza Francesa en actividad de hoy realizada por la Fundación Alzheimer Nicaragua

Ahora sabemos un poco más, gracias a un grupo de personas que conforman un voluntariado de la Fundación Alzheimer de Nicaragua y que el día de hoy realizó una conmemoración en la alianza francesa, brindando información a centenares de personas que asistieron y salieron con mucha motivación.

Personalmente puedo compartir los alcances de dicha enfermedad, sufrido por mi cuñado Sergio Palacio Miranda, quien en vida fuera médico internista, ampliamente reconocido  sobre todo por su calidad humana. Sergio es un ejemplo de que el Alzheimer no es una enfermedad exclusiva para personas de la tercera edad, puesto que cuando a él le comenzaron los síntomas tenía menos de 50 años.

El proceso de deterioro de la salud mental es grave y afecta directamente la calidad de vida de la persona, porque la misma progresivamente pierde su capacidad y autonomía para hacerse valer por sí mismo. Fundamental resulta la acción y gestos de amor, cariño, comprensión y  solidaridad de la familia y personas allegadas que se dedican al 100% para apoyarles para el resto de su vida.

Las personas con Alzheimer, en su pérdida de memoria y de sus capacidades, para el desplazamiento y satisfacción de las necesidades comunes, requieren de una alta comprensión y dedicación. Sus familiares y especialmente las personas que se dedican por entero, también son afectados y por ende los alcances del Alzheimer van más allá del paciente. Precisamente se requiere de mucha paciencia y conciencia para continuar brindando amor y ternura a esos seres queridos que casi no nos reconocen.

Entonces, hoy que fue el Día de la Paz en un mundo con guerras y violencia por todos lados, al menos no olvidemos a la personas que requieren amor y solidaridad, aunque ya no sepan nuestros nombres ni en qué día estamos.

Mi reconocimiento a todas la personas que promueven el conocimiento de la enfermedad del Alzheimer, especialmente a los médicos especialistas y a todo los voluntarios de la Fundación Alzheimer de Nicaragua que por varios años han perseverado para multiplicar el conocimiento sobre esa grave y desconocida enfermedad. 

martes, 19 de septiembre de 2017

A nuestro hermano Egberto Carrión Maradiaga
A 5 años de su partida
Celebrando los 80 de la mamita Mercedes, con Egberto y la marimba de hermanos
Le llamábamos Eberto sin la G, tuvo el mismo nombre de nuestro padre, que también partió ya hace 18 años. El corazón de nuestro hermano se detuvo en la media noche de un día como hoy, hace 5 años. No obstante, quiero ser consecuente en recordar más aspectos de tu vida que fue intensa y de la que alcanzaste casi los 60 diciembre.

Naciste en Telica, pequeño poblado y municipio de León; con mis hermanos mayores formaste el grupo de los teliqueños. En general todos crecimos en la ciudad de León. Recuerdo que cuando niño, empezaba mi primaria, vos y nuestra hermana Mercedes trabajaban en el matadero de cerdos, conocido como El Rastro ubicado a media cuadra de nuestra casa, adonde me llevaron a trabajar, eras mi principal tutor, sin dejar de hacer tu labor diaria, me enseñaste lo que se podía de ese oficio nocturno.

Ahí estábamos trabajando juntos cuando oímos el pi ri pi pí de última hora que dio cuenta del terremoto de Managua de diciembre de 1972, yo estaba por cumplir los 12 años y vos rondabas los 21. De ese diciembre tengo en mi memoria tu boda, en esa ocasión tus hermanos Oscar, Roger y yo dimos la primera comunión. Con tu matrimonio nacieron Patricia y Jesenia, quienes muchos años después te hicieron abuelo.

A propósito del Rastro y de los chanchos, recuerdo que vivíamos donde Doña Canducha frente a nuestra posterior casa en León, de repente gritaste ahí viene un camión… Cargado de chanchos, al asomarte hacia la calle que va al Rastro te fuiste de bruces, quebrándote un brazo, gracias a tu deseo de arriar chanchos, era nuestra forma de sobrevivencia.

En esa misma casa, estabas  en la cumbre de un palo de mango, con mi papa te señalábamos que cortaras un hermoso gajo con mangos maduros, vos que agarras el gajo y la rama en que te apoyaste te trajo hasta abajo, con la suerte de que no te salió cara la broma de estar en semejante altura, igual o más que la de un poste de energía. Ah… Por supuesto que comimos mangos, después de superar el susto y que habías salido con vida.

Seguramente por las influencias de seguir los pasos de los hermanos mayores, siendo obrero de la construcción y con 15 años de edad quise e intenté ser contador y me matriculé donde vos y Milena, nuestra otra hermana mayor, se graduaron, ella de Secretaria Ejecutiva y vos de Contador, aunque lo que más contábamos eran los clavos (problemas). Éstos nunca amilanaron a la familia, pues siempre optamos por el trabajo y vos destacaste por el empeño y generosidad.

Sí, como un hombre laborioso, entregado y desinteresado te recuerdo, me atrevo a decir que de todos los hermanos Carrión Maradiaga, fuiste el que mayor estatura alcanzó como hijo y hermano, si de medir calidad se tratara, como decía nuestro viejo (padre) no andabas con babosadas. Simplemente fuiste extraordinario, corazón es lo que más te sobró y así lo demostraste con nuestra madre.

Dicen que los hechos hablan por sí mismo… Vos fuiste bastante de eso: Hechos y de ¡qué calidad humana! Sin negar lo bueno que son todos mis hermanos y hermanas, así te recuerdo Egberto, como lo que fuiste, puro corazón. Para no dejar dudas y sí huellas de esos recuerdos, varias de las casas de la familia (cuya prole es numerosa) tienen impregnado el recuerdo de tus manos constructoras. ¡AH! Que no eras un angelito o Jesús en persona…Cierto! Que me presenten uno y te desecho

Y cómo jodíamos, jugábamos y peleamos allá en León, en nuestra última casa que por estado de necesidad hubo que vender en el barrio El Laborío a donde pasamos nuestra niñez y los mayores su juventud. Te recuerdo peleando a las tapas y pencazos con la Milena, cuando uno de los dos fue sonado con el batecito de beisbol Nicaragua Amiga 72, después del chimbombazo solo se oyó cuando dijiste: Agárrenme a la niña que me desmayo.

Así fueron esas extremas discusiones y agarradas, ni vos ni Milena se dejaban y ya no recuerdo si Aníbal nuestro hermano mayor los corregía ni cómo lo hacía, eso sí mi papa no era jugando porque después que llegaba de sus jornadas diarias manejando ahí nomas desquitando la asoleada con ustedes o con nosotros los más pequeños que también dimos guerra.

La firmeza y las penqueadas de entonces, era para que cuando grande no nos quedáramos sin la oportunidad que nuestros padres no tuvieron, sin justificar lo que ahora es de permanente debate desde la visión de derechos humanos. Haber sido una marimba de chavalos e hijos de los mismos padres (por docena no fue tan barato), solo puedo calificar que no fue jugando, en la balanza prevalece la bondad de nuestros padres que vos heredaste, siendo un tipo y hermano de lo más auténtico.

Una anécdota más, en aquellos tiempos de erupciones del volcán cerro negro, era de cajón subirse al tejado para limpiarlo porque de lo contrario la arena botaba el techo. Estando en lo más alto, estrenando un radio nuevecito, siempre teníamos algún motivo para discutir y en esa ocasión vos querías escuchar una canción corta pulsos de entonces y en la jaladera del radio, éste rodó por el tejado estrellándose en el vehículo que recién parqueaba mi papa y para que seguir escribiendo… Otra de las acostumbradas, pero el radio era de calidad porque tu canción seguía en sintonía.

Te recuerdo ya en Managua, como guerrillero urbano, cuyas acciones no compartías por lo delicado de las mismas. Sabíamos o suponíamos que en algo andabas para lo cual te movías con unos jóvenes vecinos, entre ellos el puco y Roberto López, último desaparecido por la guardia en el mes de junio del 79, cuando estábamos en la insurrección final.

En aquella madrugada a inicios de la insurrección, al amanecer vimos herido de una mano a aquel combatiente que llamaban Laguna, con pistola en mano; y ya en la runga vos manejando un Jeep que algún colaborador dispuso para el desplazamiento por el barrio  en medio de las barricadas.

Cómo no recordarte de ese junio heroico cuando en uno de los repliegüitos en la zona, la guardia se tomó  o recuperó esos barrios orientales, vos liderabas a una multitud que luego de apoyar a la muchachada se vio obligada a huir porque la guardia desarrollaba aquellas terribles operaciones limpiezas.

Tengo en mi memoria aquel gesto tuyo, muy humano, intercediendo para que un grupo de insurreccionados no ejecutaran a un hombre que tacharon de oreja somocista, por muchos años lo ví en diferentes lugares, su vida pudo haber sido segada, si no has actuado como lo hiciste.

Recuerdo que unos días previos al repliegue hacia Masaya hicimos juntos una posta (guardia) nocturna, fuimos a la casa de nuestros padres y cuando regresábamos al punto un contacto tuyo te informó que nos devolviéramos porque la gente se había ido la noche anterior (después supimos que fue dicho Repliegue).

Un detalle tuyo que me parecía contradictorio, fue que no te gustaba permanecer en las velas, aunque el muerto fuera de la familia te causaba terror, lo increíble fue tu valentía de enfrentar tiempos difíciles como la guerra, donde la vida la tuviste en permanente riesgo. Por esa química rara es que no acudiste a tiempo a un hospital.

Pocos meses antes de tu partida me visitaste en el trabajo y me expresaste que te sentías mal y te dije anda al hospital y cuando fuiste ya era tarde, la enfermedad estaba en su fase terminal y así te nos fuiste, en ese momento te acompañaban nuestras hermanas Lupe y Milena. 

Dicen que todos los hermanos y hermanas nos parecemos bastante a vos. La cara de la Lupe, mi otra hermana mayor me trae al recuerdo tu imagen. Hago extensivo el presente cariño a tus hijas Patricia, Jesenia y Sheyla, las tres tienen el rostro Carrión.


Así te recordamos hermano Egberto. Y te querremos siempre adonde estés compartiendo con nuestros padres, abuelos y tu sobrino Osmany Gonzalo.

miércoles, 6 de septiembre de 2017



Usted está arrestado…Para ser entrevistado


 Medardo Mairena Sequeira (i) junto a la Dra. Vilma Núñez, Francisca Ramírez y Henry Ruiz. 
Denunciando públicamente el arresto arbitrario que sufrió durante 40 horas

Como en las películas 

Hace unos 15 años,cuando los agentes del Estado no cerraban tanto las puertas como ahora, previo a la entrada en vigencia del Código Procesal Penal (CPP), tuvimos seminarios con operadores de justicia (Policía, Fiscalía y jueces), con el objetivo de conocer los alcances de la nueva legislación procesal. 

Tanto los fiscales como los policías, enfatizaban que la costumbre que prevalecía en ese entonces, era primero echar preso y luego investigar. Parecía que se trataba de comenzar a respetar plenamente lo que es derecho universal, como la presunción de inocencia, entre otros.

Recuerdo que uno de esos agentes del Estado decía: “Ahora va a hacerse como en las películas…” En alusión al momento en que la policía (de las películas) realiza una captura bajo la siguiente advertencia: Tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga podrá ser utilizado en su contra, tiene derecho a un abogado… 15 años después de entrada en vigencia del CPP, en general ese derecho, acá en Nicaragua, está reducido al capricho y abuso del poder, dejándonos el recuerdo de las películas.

El plazo constitucional de las 48 horas

Para que no nos conformemos con lo de la película, veamos el artículo 33 de la Constitución Política de Nicaragua que dice: Nadie puede ser sometido a detención o prisión arbitraria, ni ser privado de su libertad, salvo por causas fijadas por la ley con arreglo a un procedimiento legal.En consecuencia:

1) La detención sólo podrá efectuarse en virtud de mandamiento escrito de juez competente o de las autoridades expresamente facultades por la ley, salvo el caso de flagrante delito.

Podemos observar que ningún agente del Estado (léase policía) está facultado para detener a una persona ni grupo de personas, si no demuestra la correspondiente y legal orden de captura. No obstante, ésta no es necesaria en casos de la comisión o persecución actual del delito. Si nos apropiamos de este derecho, podremos exigir su respeto frente a cualquier agente abusador que a cualquier hora que le ronca invade nuestros hogares, allanando y deteniendo sin orden.

Sigamos con lo que dice el mismo artículo 33 de nuestra Constitución Política, numeral 2) Todo detenido tiene derecho:

2.1 A ser informado sin demora, en idioma o lengua que comprenda y en forma detallada, de las causas de su detención y de la acusación formulada en su contra; a que se informe de su detención por parte de la Policía y él mismo a informar a su familia o a quien estime conveniente; y también a ser tratado con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano. 

Y el 2.2 dice: A ser puesto en libertad o a la orden de autoridad competente dentro del plazo de las 48 horas posteriores a su detención.

Sin ser abogados podemos concluir que no hay detención sin causa legalmente establecida. Entonces, toda detención es ilegal si no se cumple con lo ordenado en el artículo 33 de la Constitución. Además,los derechos de toda persona detenida se violentan cada vez que permanece por más de las 48 horas sin ser acusada y puesta a la orden del juez competente.

El cuento y abuso de las 72 horas de investigación… Resulta que en los últimos años, en nuestra experiencia como defensores y defensoras, conocemos de diversos casos de detenciones sin que los familiares de los detenidos obtengan información sobre los motivos del arresto, ni recibir visitas ni asistencia legal bajo el cuento de estar en investigación por 72 horas y mucho más tiempo, período en que permanecen bajo el absoluto hermetismo e incomunicación y en no pocos casos, aparecen como “hecho esclarecido” producto de interrogatorios basados en la tortura. Guardar silencio…Quien sabe cómo.

Defensores del CENIDH solicitando información en El Chipote por los detenidos Sergio Antonio Pérez y Eliecer Isaac Sánchez, con 25 y 18 días respectivamente, incomunicados y sin ser acusados.

Son incontables los casos denunciados públicamente y quizá otros muchos NO por la obvia razón del miedo, donde los detenidos son traídos desde diferentes y lejanos lugares por cualquier motivo y con una práctica generalizada de abuso de poder. Fue el caso de los pequeños mineros de Santo Domingo, los trabajadores de Mina El Limón, los afectados de IRC y los del movimiento campesino que luchan contra el canal.

Es también el caso reciente de Medardo Mairena Sequeira, coordinador nacional del Consejo para la defensa de la tierra, el lago y nuestra soberanía, capturado sin cumplir lo dispuesto en el Arto. 33 constitucional y cumpliendo sí la orden del poder central, arrestándolo para luego entrevistarlo, capturado en el departamento de Río San Juan (300 kilómetros de la capital) y traslado con viaje exclusivo en patrullas que no tienen combustible para auxiliar a los barrios bajo las amenazas del delito.

A Medardo lo trajeron al Chipote, como a muchos otros, con la diferencia de que para él, la acción de secuestro (detención ilegal) era con dedicatoria en tanto se trata de uno de los líderes anticanal, movimiento que ha estremecido al régimen luego de haber aprobado la Ley 840, que entrega nuestra soberanía y amenaza con despojar de sus tierras a miles de campesinos y la destrucción del lago de Nicaragua.

Como a todos, detenido ilegalmente e incomunicado de su familia y violando todos sus derechos y garantías, la idea esencial es intimidar para desmovilizar, objetivo no logrado en el caso de Medardo que denunció públicamente la suma de atropellos desde su detención hasta ser liberado luego de 40 horas. Orgulloso de haber sido detenido y visitante especial del principal centro de tortura El Chipote, orgulloso por cuanto lo arrestaron, esposaron, trasladaron e incomunicaron, todo por tratarse de un defensor de los derechos humanos que el Estado viola en perjuicio del campesinado de la ruta canalera.

Para que la lucha sea más efectiva es vital no quedarse callado, tenemos que denunciar y decirlo en voz alta para que lo escuchen los verdugos.

Porque No hay derechos sin lucha.