martes, 24 de abril de 2018



La Dinastía Ortega Murillo: Una dictadura sangrienta
¿Es acaso el inicio de su ocaso?

LAPRENSA/ÓSCAR NAVARRETE
Dedico el presente, al pueblo en rebelión, a los jóvenes y universitarios, especialmente a los que murieron por las balas asesinas disparadas por orden de la dinastía.

Comencé a escribir la presente reflexión, luego del decretazo contra los asegurados y pensionados del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) y cuando todavía se sentía la hostilidad gubernamental contra quienes elevaron la voz (La Fundación del Río y jóvenes en la UCA), por la negligencia en el incendio de la Reserva Indio Maíz, al sur de Nicaragua. 

Como en una carrera de relevo, la protesta cívica de esos jóvenes ambientalistas, se conectó también con la defensa de nuestros derechos sociales. La represión estatal y paramilitar no se hizo esperar. En ese contexto adverso, los jóvenes activaron nuestras conciencias repudiando la confiscación de nuestros derechos, presentes y futuros. 

El pasado miércoles 18 de abril, en las primeras manifestaciones realizadas en León, Managua y otras ciudades, los impedimentos los puso la Policía (llamada Nacional) y con los uniformados del poder atacaron y lesionaron impunemente a jóvenes, adultos y mujeres. 

Con mis colegas del CENIDH, en la anoche de ese mismo miércoles, en la Rotonda Jean Paul Genie de Managua, pude constatar la acción coordinada y subordina de la Policía del régimen, con una fuerza organizada que comete crímenes sin que se le aplique la ley, por el contrario son resguardados por la institución que por mandato constitucional debe prevenir delitos (Artículo 97 constitucional).

Ahí tuve la oportunidad de reclamarle al jefe que dirigía las tropas antimotines de que no permitiera la comisión de un nuevo crimen, pero que va, la violencia de Estado se consumó, mientras reclamaba la acción cobarde de uno de los para, me golpearon la cabeza con un bate y a otros colegas a pedrada, pero intrascendente para lo que harían después.

Al día siguiente comenzaron a matar, por eso el título de arriba me lo terminó de sugerir la misma dictadura, debido a los crímenes de Estado; en tan solo 5 días han privado de la vida a más de 25 personas, incluyendo niños y no conocemos a cuántos más porque los crímenes fueron acompañados con la negación de la información y la verdad. Tantos asesinados supera la cantidad de muertos en las luchas universitarias y sociales durante los tres gobiernos anteriores (1990-2006). 

Desde que Daniel Ortega Saavedra se instaló en el gobierno, en “su segunda etapa de la revolución”, hace ya 11 años, en general el país había permanecido en una relativa calma; a tal punto que las graves violaciones a los derechos humanos contra la vida, la libertad y otros derechos, no habían sido suficiente para estremecer conciencias y poner en su lugar a esta dictadura.

La huelga como instrumento de la defensa de los derechos y condiciones laborales, desapareció del abecedario de los poderosos sindicatos, las pocas expresiones de protesta terminaron reprimidas y sus dirigentes encarcelados, sin mayores traumas para el modelo tripartido y el casamiento con los más ricos. Obviamente, en esas circunstancias de control y sumisión, los soberbios del poder estaban confiados que no serían aporreados por centro de trabajo alguno que defendiera su seguridad social.

Los crímenes de Estado: masacres, ejecuciones contra la vida, detenciones ilegales y prolongadas, procesos sin respeto a las garantías de un legal y debido proceso; expropiaciones y despojos de propiedades; la corrupción generalizada e impunidad a favor de la familia y sus allegados; la brutalidad contra toda voz y expresión libre; la censura y cierre de espacios autónomos de medios de comunicación; la represión a migrantes también brutal e inhumana, en otras palabras, todas las maldades habidas y por haber, incluyendo los fraudes electorales y constitucionales, no le habían hecho mella a la familia.

Además de matar, lesionar y detener en masa, asaltan y roban. Según las circunstancias y conveniencias, la institución policial y los uniformados del poder (los para) se turnan los roles criminales y exhiben públicamente operaciones coordinadas.


Todo le había funcionado bien al régimen dinástico, a tal punto que algunas víctimas terminaban agradeciendo al verdugo por alguna concesión y gracia de lo que debe ser y es un derecho humano. 

En fin, todo el largo listado de abuso de poder que ha caracterizado a la dictadura, hasta hace pocos días aparentaba no molestar la salud del “buen gobierno, cristiano, socialista y solidario”, los coros y aplausos de sus comparsas brillaban junto a sus multicolores mastodontes de latas, expresión del derroche del dinero ajeno y que en medio de la protesta social de la semana, los manifestantes empezaron a derribar.

Ese estado de aparente tranquilidad, conformidad y resignación, llegó a un punto crítico y tenían que ser los jóvenes los que nos diera una extraordinaria lección; la respuesta del poder concentrado en El Carmen fue una generalizada represión, al extremo de matar, incluyendo a niños. Con todas sus letras, el poder que nos desgobierna es una dictadura y sangrienta. 

Crímenes de Estado, con la agravante de la impunidad y al mejor estilo de la novela 1984 (G. Orwel), el “Ministerio de la Verdad” cínicamente, la Gran Pareja le echa el muerto a los otros, porque “se matan entre pandilleros”, cuando no queda dudas de que toda la sangre derramada, vidas perdidas incluyendo la de los policías, es consecuencia del sistema de violencia ordenada por y para sostener en el poder a la dinastía Ortega Murillo y su círculos de cómplices y criminales. 

La relativa calma, les había permitido una cómoda sostenibilidad en el poder conservado a punta de fraude y represión. La soberbia de esos encumbrados por el poder los llevó al extremo de una borrachera al borde del delirio, por eso su francachela, con la forma de imponer el “nuevo modelo” para todo lo que les ha roncado. 

Por intimidación o seducción, nadie les hacía sombra aunque hasta en su sombra ven enemigos. Pero, en una semana de contundente protesta la dinastía se tambalea y comienza a perder el control social que era casi absoluto, las bases o sus columnas se estremecen, lo peor para el régimen es el levantamiento de los estudiantes, porque en la historia reciente de la humanidad, las rebeliones ciudadanas han tenido rostro de mujer y juventud. Es el rostro del pueblo.

No se había sofocado el incendio de la Reserva Indio Maíz, cuando la dictadura encendió el fuego de la violencia de Estado, sin facultades constitucionales para hacerlo, por decreto pretendía imponer un brutal golpe a la economía familiar con el aumento de las cotizaciones de los afiliados al INSS y reducción de las pensiones, confiscando con ello el presente y futuro y con el riesgo de aumentar.

La hegemonía sobre las universidades se erosionó, los universitarios se alzaron y su voz se multiplicó y cuando los comenzaron a matar, la población no los dejó solos, ahora los acompaña, la gente se moviliza recolectando alimentos, agua, medicina y mascarillas para protegerse de los gases lacrimógenos, hace 39 años sucedió la insurrección final que votó a aquella odiada dictadura. La historia de oprobio la repiten los Ortega Murillo, ya el pueblo les está dando su lección.

En pocos días se multiplicó la protesta, muchas ciudades rebeladas, la mayoría acompañada de la convicción que facilita la razón, los jóvenes y estudiantes activaron corazones por todas partes, dicen que Monimbó es Nicaragua se levantó, León, Estelí y Matagalpa, Chontales, por el sur y por el norte, por el Caribe también, por todas partes Nicaragua en Rebelión.

Para que no conociéramos sus crímenes intentaron silenciar toda voz que se arriesgara en dificiles circunstancias a decir la verdad, por eso cerraron los canales 12, 14, CDNN (23) 51 y canal Estelí momentáneamente y por varios días 100% noticias, reabierto el día de hoy, luego de una marcha de "grupos minúsculos" que por todo el país se expresaron hasta más de un millón de personas.

Cuando Daniel y su esposa hablaron, el derramamiento de sangre, dolor y muerte estaba en varias partes, y cuando los dos hablaron  fue para echarle gasolina al fuego. El que hace de Presidente en Nicaragua señaló que los jóvenes no conocen la historia, además de referirse a ellos como pandilleros y no como universitarios. Sobre ese mensaje, mi hija que es una adolescente, dijo que Daniel Ortega y su esposa, están dando a conocer la historia a los jóvenes, porque la están repitiendo.

Qué pasará en adelante y después de una demostración multitudinaria realizada el día de ayer… Dicen que una fiera herida es más peligrosa, entonces debemos prepararnos para escenarios peores, porque se están reorganizando, aunque por ahorita no encuentran qué hacer, no nos confiemos porque tienen mucho que perder y ya demostraron suficiente de lo que son capaces para conservar su elevado Status Quo.

Ortega derogó el decreto que activó la protesta. No obstante, sus fuerzas represivas asesinaron para imponer lo que nunca se debió aprobar. 

La población en rebelión exige justicia y grita los nombres de todos los asesinados por la dictadura, el reclamo es generalizado y por todos los derechos; han sido tanto los abusos y crímenes de Estado que las y los defensores de derechos humanos reciben muchas denuncias sobre más víctimas. Por eso ahora se oye también un grito que dice: !No más dictadura!.

La gente se despoja del miedo, exige derecho a rostro descubierto, abril de 2018 ya es parte de nuestra historia, no sabemos cómo terminará todo, han sido 8 días de la violencia de Estado que mató a tantos jóvenes en tan poco tiempo y encarceló y golpeó a centenares por el "delito" de alzarse legítimamente contra la dictadura.

La rebelión universitaria que se extendió en todo el pueblo la puso en jaque. Será acaso el inicio de su ocaso…? No hay dudas que, como dice la canción: Cambia, todo cambia.
Por ahora, ya están notificados de la decisión de un pueblo de vivir en libertad y sin miedo.

Por la salud y los derechos de todos y todas... No al borrón y cuenta nueva, no a la impunidad.

!!!QUE SE VAYAN, NO MAS DICTADURA!!!.

lunes, 16 de abril de 2018



Incendio, ciudadanía, represión y rotondeo

Las diversas reservas como Bosawas e Indio Maíz y todos nuestros bosques, son: clima, oxígeno, biodiversidad, en fin, pulmones de nuestro mundo y es un privilegio que estén en Nicaragua y aun contemos con ellas, porque desde hace años sufren, fundamentalmente, por la actividad humana o inhumana, lo que trae consecuencias que no asumimos ni asimilamos, porque somos de la creencia de que no pasa nada y que la vida continúa.

Por su riqueza resultan atractivas para los explotadores de las industrias extractivas. No solo el fuego las devora y las responsabilidades son por acción o por omisión. En medio de supuestas prohibiciones o vedas forestales, los camiones desfilan con la madera preciosa y en la misma proporción de las áreas desoladas se extiende la frontera agrícola.

Irresponsables en la prevención
El grito de las reservas Bosawas e Indio Maíz, así como de los bosques de pinos y otros, expresado por los pueblos indígenas y comunidades de esos territorios, no ha tenido eco como corresponde de parte de un Estado y gobierno indolente.

Unas cuantas familias se enriquecen, pronto estarán entre el selecto club de los millonarios, mientras tanto en papel que aguanta todo, la Constitución nos habla de la pacha mama, pero en la realidad quienes destacan por su maldad destructiva son unos mata mama. Sea mediante el fuego o el despale indiscriminado, estamos devorando el presente y futuro.

Campeones de la represión
Nada que ver con la prevención, eso sí son campeones para la represión. Por eso de nuevo el rotondeo, buses en el acarreo de jóvenes y adolescentes uniformados, motorizados que se movilizan impunemente armados; escoltados por centenares de policías que para prevenir la delincuencia común en los barrios responden no tener para el combustible. Eso es policía política, policía partidaria.

Así, mientras los bosques son devorados por el fuego, jóvenes ejerciendo ciudadanía son atacados por las fuerzas combinadas de la policía y los otros uniformados con el manto de la impunidad criminal consentida y promovida por el Estado.

Los señores y señoras del poder, le temen a la libertad. Las voces se comienzan a sentir mucho más, con mucha juventud sobre todo, una lección para los incrédulos que cuestionan que la expresión solo es en las redes.

Los de arriba, los abusadores del poder, solo tienen como respuesta la represión. Es lo que vimos en la UCA, sobre carretera a Masaya, es lo que sucedió en otras ciudades. Centenares ejerciendo ciudadanía, la mayoría con sus propios esfuerzos, nada que ver con los movilizados por el poder.

La libre circulación restringida, los abusos del poder se empeoran cuando la movilización es para el ejercicio de ciudadanía, por eso el registro vehicular con amenazas de quitar licencias y multar a conductores que trasladan a voces ciudadanas que exigen derechos frente un Estado represivo.

No permitieron aproximarse en dirección a la reserva Indio Maíz, mientras menos se conocieran los alcances de la tragedia, mejor. La Ley de Seguridad Soberana garantiza ese Estado de Excepción y a la detención de nacionales y extranjeros le llaman retención, o medida de protección; así quieren que les creamos sobre lo acontecido en el fuego devorador.

Nos informan lo que quieren y cuando quieren y sin derecho a verificación, preguntar o cuestionar es cuasi delito para estos abusadores del poder que nos desgobiernan desde hace más de 11 años.   

Persiguen a la Fundación del Río que, con los del gobierno territorial, nos alertaron del incendio. Ni delito ni pecado el que nos hayan avisado. Pero, como en las tragedias no dejan de haber comedias, un diputado del “gobierno más honrado” les gritó ladrones “porque andan pidiendo dinero”.

El cinismo se hace sentir porque en Nicaragua ya perdimos la noción sobre la rendición de cuenta de todas las instituciones del Estado a la que pertenece el honorable diputado. El colmo de la corruptela, pasa la cuenta a los de la Fundación y me consta que les negaron su derecho de apelación, con el “argumento” de que la señora arbitrariedad y el señor de los abusos ya habían dicho la última palabra: Condenarlos y sin derecho a queja.

A  los verdaderos delincuentes que le pegan fuego a nuestros bosques, los apañan con el silencio, ni los capturan ni los procesan, cuando lo hacen es para el remedo de justicia y por supuesto nunca contra los grandes, ni los bien conectados al poder que viola con sus cómplices los derechos humanos del pueblo.

Agreden, detienen y persiguen a jóvenes que alzan su voz en diferentes ciudades y comunidades,  los todopoderosos de arriba sienten que el fuego que encendieron y no apagan les llega, por eso nos echan a los de abajo que escuchan la verborrea del diputado entarimado.

Empleados del Estado, adolescentes y jóvenes continúan en las rotondas, con policías y motorizados bien resguardados. Temen que alguien osado haga pinta en alguno de esos mastodontes de rosado.

El clima se agita, el fuego sube la temperatura, aunque los de arriba están con aire acondicionado. Están chiva, a falta de razón, la represión. Y, como la corrupción no tiene cómo persuadir, buscan en otro lugar el delito. 

Aumentan la represión… Sienten algo de presión, porque la ciudadanía se multiplica, voces gritando derechos y libertad. Dicen que ya apagaron el incendio, aplausos a los que lo hicieron pues seguramente corrieron mucho riesgo. 

Todos perdimos, aunque los inimitables celebran “porque ganamos Indio Maíz”, !Qué cáscara! es el cinismo inimitable.

El clima está caliente, se vuelve más insolente cuando no hay árboles sino latas con miles luces fluorescentes.      

Incendio, ciudadanía, represión y rotondeo… Ante la ciudadanía que alza la voz,  ¡que chivas los veo!