jueves, 6 de diciembre de 2018


Nicaragua Nicaragüita
Aquel 18 de abril que cambió nuestra historia

Se cumplieron 7 meses y medio del inicio de la inesperada rebelión, provocada por los sistemáticos abusos de la tiranía y la opresión. Desde entonces, la represión se intensificó y la dignidad de todo un pueblo no se hizo esperar. Las expresiones de solidaridad y calidad humana han sido inmensas, aun en medio del dolor causado por la barbarie y el terror que representa la dictadura Ortega Murillo. El 18 de diciembre se cumplen 8 meses de aquel 18 que cambió todo y estremeció para siempre a Nicaragua.

Han sido 7 meses y medio de Estado de terror y de terrorismo de Estado. Las dolorosas consecuencias son tan visibles que trascendieron nuestras fronteras: Más de 300 familias han perdido a sus seres queridos, sea por el asesinato o la ejecución que constituyen crímenes de Estado, diversas masacres testimonian crímenes de lesa humanidad. 

Al menos 20 son menores de 18 años, incluyendo recién nacidos, entre esos niños Alvarito Conrado de 15 años de edad, quien antes de morir dijo que le dolía respirar, estremeciendo nuestras conciencias. Entre las víctimas mortales hay 13 mujeres, 22 policías. La dictadura Ortega Murillo es la responsable de las graves violaciones a los derechos humanos.

Todavía no conocemos con certeza la totalidad de los muertos, duele decirlo pero así es. El poder ilegítimo de una familia y su afán de seguir desgobernando como una dictadura a costa de sangre y fuego, es lo que mantiene a todo un pueblo con el sufrimiento por la pérdida de sus hijos En un derramamiento de sangre como si se tratara de una guerra, es el poder de las armas que trata como enemigo a todo un pueblo desarmado y hastiado de tantos abusos.

Miles han pasado por las tenebrosas celdas policiales, particularmente por las del nefasto e inhumano centro de tortura El Chipote. Más de 600 presos y presas políticas permanecen aún, arbitraria e inconstitucionalmente detenidas, la mayoría en el Sistema Penitenciario de Tipitapa y en el centro de mujeres, cínicamente llamado La Esperanza. 

Si no fuera por la calidad e integridad de los y las presas, su encierro sería para quebrarlos y para que salgan desbaratados ante la sociedad, los verdugos no han podido con esas personas, aunque les hacen de todo, en maldad nadie compite con los carceleros y discípulos de la dictadura, aunque conocemos que hay excepciones, ojalá se multipliquen y que den la cara desconociendo a su supremo empleador, el dictador.

Después de más de 7 meses, la dictadura familiar se proclama victoriosa y que todo ha vuelto a la normalidad y llenan de luces para celebrar navidad. Mientras dicen que pudo más el amor que el odio, su acción y brutal persecución los desmiente; saben que la resistencia está agazapada, contenida no extinguida, acaso interrumpida por la intensidad del terror, de qué otra manera entender la ocupación armadas de nuestras comunidades, ciudades y principales calles… 

La tiranía y la opresión, la misma que se encargó de atizar la rebelión de todo un pueblo, pretende desmovilizarlo, silenciando las voces del periodismo independiente, de los obispos y sacerdotes y de la ciudadanía que exige libertad, justicia y democracia, para imponernos la normalidad del oprobio, del crimen, del odio, del olvido y de la impunidad.

Hasta ahora, después de 230 días de aquel histórico 18 de abril, los presos son todos hijos del pueblo, no hay entre ellos ni un solo policía ni tampoco paramilitares, llamados de cualquier manera por el tirano hasta emplantillarlos como policías voluntarios. Los únicos policías presos son los que se resistieron a seguir reprimiendo y matando al pueblo.

El único paramilitar que se supone cumple condena, es el que se declaró como único  responsable del asesinato de la estudiante brasileña. Sobre este crimen, no nos contaron la verdad, solamente simularon que se hizo justicia, a puertas cerradas. En la misma proporción de los crímenes, los máximos responsables han mantenido un relato lleno de mentiras, negando y apostando al olvido. 

Después de estos meses de increíble resistencia, los verdugos y criminales del Estado declaran estar preparados para otra etapa de una guerra que solo en su mente existe. Es la continuación del terror y en su evidente ruina moral exhiben sus fusiles de guerra con caras pintadas y con una cara de barro, tratando como enemigo a todo un pueblo que les gritó duro y firme, que son indeseables, porque ningún criminal tiene derecho a gobernar.

Todos estos meses no han sido fáciles, con emociones de todo tipo, sin que el pueblo haya podido desahogarse plenamente por sus muertos, por sus desaparecidos, por los ausentes obligados a un exilio difícil, por los presos y presas políticas. La historia será contada no por los poderosos, criminales y mentirosos. 

Las páginas dignas, gloriosas y de heroísmo están reservadas para todo un pueblo desarmado que derrotará para siempre a los responsables de todos los crímenes cometidos en estos tiempos.

El pueblo, Nicaragua Nicaragüita VENCERÁ

domingo, 30 de septiembre de 2018


Inconstitucional prohibición y brutal represión

16 de septiembre. Marcha sobre carretera norte, asediada por las fuerzas represivas

El recién pasado viernes 28 de septiembre en curso, la Policía del régimen Ortega Murillo, mediante una nota de prensa, dio a conocer a la población nicaragüense, la inconstitucional prohibición del derecho de manifestación, derecho que han violentado por años. Al respecto, desde el 18 de abril se realizan en el país, marchas, plantones e innumerables expresiones de un descontento popular y generalizado, en contra de la dictadura dinástica, militar y sangrienta.

Los verdugos han descargado todo su poderío y maldades contra la legítima rebelión que provocó la tiranía y opresión. El régimen no haya qué hacer, porque cada vez se van quedando aislados contra todo un pueblo que levanta en alto la bandera azul y blanco, cargada de una dignidad nunca vista en la historia de nuestro país, la que han querido aplastar a sangre y fuego; por increíble que parece, con 3 ejércitos a su disposición y no han podido. Eso les ha generado una furia y desesperación que hasta en la cara se les nota.

La intolerancia se ha expresado en permanente y brutal represión, con etapas durísimas e intensas para frenar la decisión y resistencia imparable de la Nicaragua que cambió el rumbo de su historia. Termina el mes de septiembre, casi 6 meses de aquel alzamiento inesperado, 18 y 19 de abril, fechas de la explosión social y política de todo un pueblo harto de una dictadura que creyó que el sometimiento y la resignación eran marca registrada para siempre.

Los representantes de la ignominia ¿Cuánto han hecho y dicho, mejor dicho qué no han hecho y dicho?, en los temas anteriores de mi blog pueden observar las cifras aproximadas de todos los crímenes de Estado, del dolor causado a nuestro pueblo, de los crímenes de lesa humanidad que no admiten impunidad.

Qué no han dicho…Todas las letras del abecedario fueron utilizadas para despotricar y descalificar, mientras tanto la gente de este pueblo valiente no se rinde, superando todos los cálculos del Estado de terror y del terrorismo de Estado, está en pié y la familia de El Carmen, todo lo contrario, las rotondas cada vez con menos acarreados y obligados, que con mala gana ven ondear sus banderas por la fuerza del viento, sola agitadas por los fanáticos convencidos, armados y encapuchados.

Al poder criminal le sobran los fusiles, usados por una estructura criminal que los mantiene sin legitimidad social. Solo mediante la violencia armada han disuelto las manifestaciones, derecho constitucional que por supuesto no puede ser suspendido por una nota de prensa ni por ningún agente del Estado, sea chiquito o grande.

Como decimos popularmente, contra el pueblo han desplegado todo el poderío, cobardemente echándole la vaca, operan los paramilitares armados y encapuchados, junto a la Policía política y con la complicidad del otro Ejército que se declara neutral, mientras allá en el interior de nuestro país sigue cazando campesinos como lo han hecho todos los años de la dictadura Ortega Murillo. 

Sobre la inconstitucional prohibición del derecho de manifestación, ayer mismo en el sector de la Rotonda Cristo Rey, en el Barrio Riguero de Managua (con decenas de periodistas nacionales y extranjeros como testigos), los manifestantes le reprocharon al jefe policial represor, Comisionado General Fernando Borge, que demostrara su facultad para impedirles la realización de sus derechos…

El policía Borge, se quedó en silencio, como respuesta ordenó la represión criminal, misma receta que otro jefe cumplió contra la población de Estelí, con decenas de detenidos arbitrariamente en ambas ciudades, violándose también, el derecho constitucional a la libertad individual establecida en el artículo 33.

Entre otros derechos, correcta y firmemente una joven ciudadana se refirió al Artículo 54 constitucional que dice: “Se reconoce el derecho de concentración, manifestación y movilización pública de conformidad con la ley”. Ahora bien, el “de conformidad con la ley” no quiere decir que la autoridad esté facultada para impedir la realización del derecho mismo, al contrario el Estado y los agentes vinculados al tema están obligados a propiciarlo. Cabe tener presente también el artìculo 53 constitucional, sobre el derecho de reunión pacífica.

Quiero enfatizar que ninguna ley puede establecer requisitos que impidan en la práctica la posibilidad de manifestarse, de protestar porque hacerlo es negar derechos. Los Estados Constitucionales y Democráticos dejan de ser tales cuando impiden el ejercicio de la ciudadanía y cuando se violentan los derechos humanos, como es el caso de Nicaragua, donde el Estado los viola sistemáticamente.

Hay otros artículos constitucionales relacionados al ejercicio del conjunto de nuestros derechos, observemos lo que dice el artículo 32: “Ninguna persona está obligada a hacer lo que la ley no mande, ni impedida de hacer lo que ella no prohíbe”. Vemos el alcance del principio de legalidad… Lo que no está prohibido está permitido para las personas, por el contrario, los agentes del Estado solamente pueden hacer lo que la ley expresamente les faculta.

En consecuencia, la policía no tiene facultad de impedir las manifestaciones que constitucionalmente se dispone a favor de la población. Como tampoco tienen facultad para detener sin orden, violando lo dispuesto en el artículo 33 constitucional, mucho menos para emplear la fuerza y la armas de fuego contra un pueblo desarmado, violando el derecho a la vida y la integridad física.

Además, los invito a observar los artículos 130, 182 y 183 de nuestra constitución que, en esencia disponen y obligan a todos los funcionarios a respetar los principios de constitucionalidad y legalidad. Ningún cargo concede más autoridad que la prevista en la Constitución y las leyes. Y, la Constitución es la carta fundamental de la República, las demás leyes están subordinadas a ella, no tendrán valor alguno, órdenes o disposiciones (NOTA DE PRENSA POLICIAL) que se opongan a la constitución.

La policía, al servicio de un partido familiar, solo protege a las fuerzas pro gubernamentales, sin empacho marcha con ellas y opera con los paramilitares, como lo ha hecho en más de 11 años, como lo hizo en todas masacres y ejecuciones de estos meses, matando niños como: Alvarito Conrado de 16 años; Mathías, de tres meses, y Daryeli, de tres años, de la familia Pavón Velásquez en el Barrio Carlos Marx; como lo hizo matando al niño Teyler Leonardo Lorío Navarrete, de 14 meses de edad en Las Américas 1 y matando también a Matt Romero de 16 años.

Y, como lo está haciendo ahorita mismo; siendo obvio entonces que no está apta profesionalmente para servir por igual a toda la nación, hace años que cayeron en un proceso de autodestrucción, daño del que no se escapa ninguna institución estatal. Ese pernicioso y nefasto comportamiento policial, viola el derecho universal de igualdad ante la ley y no discriminación, establecido en el artículo 27 constitucional. 

Por supuesto, el Estado de Nicaragua, al violar de forma sistemática los derechos humanos de la población nicaraguense, incumple su obligación internacional adquirida mediante la adopción de instrumentos de derechos humanos, como los enunciados en el arto 46 constitucional; así como la Convención de la Niñez de la ONU, reconocida penamente en el articulo 71 de nuestra Constitución.

Hoy domingo no ha sido la excepción, porque la represión continúa y la resistencia también. Detuvieron a Miriam del Socorro Matus, de 78 años de edad, conocida como Doña Coquito “la abuelita de todos”, “la abuela vandálica”, ciudadana símbolo por su extraordinario ejemplo a quien, en los primeros días de la brutal represión, la vimos expresando solidaridad y en la actualidad participa en las manifestaciones. Precisamente la vi el pasado domingo 23  de septiembre, en Las Américas 3, minutos antes de que la marcha fuera disuelta a balazos y con gases lacrimógenos, donde asesinaron al niño Matt Romero.

Es obvio que en la realización de concentraciones, manifestaciones o marchas, las  autoridades deben adoptar medidas relacionadas a la seguridad para el desarrollo de ese derecho. En tanto la movilización ciudadana no es sinónimo de delito, los agentes encargados de hacer cumplir la ley deben protegerla frente a los ataques que sí son ilícitos. Cuando se limitan a observar, los policías se constituyen en un atacante más, en violación también del artículo 97 de la Constitución, donde está la misión constitucional de la Policia, cuya esencia es prevenir el delito, proteger por igual, profesional y sin sujeción partidaria, a toda la pobalción.

A pesar de los incontables obstáculos, brutal represión, persecución y crímenes de Estado en estos meses de ejemplar resistencia, el pueblo nicaragüense no solo ha demostrado que conoce sus derechos, sino que los ha defendido, consciente de que para realizarlos NO se necesita pedir permiso.

¡Protestar es un derecho, reprimir es un delito. El pueblo tiene derecho a vivir en paz, libertad y sin miedo. Derecho que no se defiende es derecho que se pierde!

viernes, 10 de agosto de 2018


Nefasta normalidad

Foto: Uriel Molina /LA PRENSA

Hay que ser desalmado para admitir que, después de más de 100 días sometidos al terrorismo de Estado,  hemos vuelto a la normalidad, cuando aún está en desarrollo una persecución feroz patrocinada y ejecutada por el Estado, sus fuerzas paramilitares desplazadas con todos los recursos y que operan como escuadrones de la muerte.

¿Cómo admitir la vuelta a la normalidad con más de 300 nicaragüenses asesinados y 2 extranjeros? Si a la mayoría de los familiares de todas esas víctimas ni siquiera les han respetado el derecho de realizar y enfrentar un duelo humano y decente. Por el contrario, los responsables de esos crímenes permanecen en la impunidad, negándolo todo o que fue por la fatalidad de la delincuencia común.

Además, las familias deben asumir la presión y represión “normal” de las burlas, porque los del gobierno (empezando por el tirano) dicen que han aparecido vivos, que se mataron entre ellos. La ofensiva receta de la impunidad viene desde el crimen mismo, los agentes del Estado la han propiciado con la manipulación de los expedientes y pruebas, como sello de exoneración de los asesinos con y sin capuchas.

Los de Monimbó y toda Masaya, los pueblos blancos, los caraceños con Jinotepe y Diriamba a la cabeza, los de Matagalpa y Jinotega con su Monimbó del norte; los del sur y occidente con León y Sutiava en pie de lucha; los chontaleños y los Managua con los universitarios y barrios orientales alzados; en fin...Todas las poblaciones del país en resistencia y brutalmente reprimida, toda esa gente recuperó la normalidad perdida?

¿Cuándo y cómo la recuperaron? si aún están bajo persecución, con las capturas y allanamientos sin orden, las redadas y cacería sin límite… en medio de la desolación por no estar junto a sus hijos, esposos, padres y hermanos? Bárbara normalidad… 

Las miles de familias con centenares de presos y presas políticas han vuelto a la normalidad, sin siquiera poder saber cómo están sus seres queridos en los diferentes centros de tortura?

Clase normalidad la sufrida por las madres expulsadas del Chipote y la del ciudadano Osvaldo Canizales, esposado a una camioneta policial y arrastrado por las calles de Jinotepe, con el común de que preguntaban por sus hijos presos o desaparecidos; o sea ¿es normal que te despojen de tu derecho a preguntar?.  

¿Cómo y cuánta normalidad recuperaron los familiares de los que huyen en las montañas de nuestra Nicaragua sometida al terror…Cuánta de ella queda entre las familias de los miles de expulsados de nuestro territorio, consecuencia de esa persecución feroz a cargo de los que ahora la declaran...?

Cómo y cuánta normalidad pueden tener los familiares de los detenidos desaparecidos, de los que en su desesperada huida fueron ejecutados por los bailarines de la muerte y del terror?

¿A qué se refieren los de arriba y cómo entenderla abajo, entre los centenares de discapacitados, sin ojo y con daños brutales, a ese estado doloroso y nefasto le llaman normalidad...?

Es la normalidad de los aparatos de represión, extensión partidaria de la dictadura con la forma de operadores de “justicia”, que judicializan sin causa legal alguna y que, como verdaderos francotiradores, aplican las leyes al capricho y antojo de los mismos que ordenaron tirar a matar. Si tenemos dudas, revisemos cómo encarcelaron a Irlanda Jerez, dos años después de una presunta condena que de repente se acordaron existía. 

Es la normalidad de los presos sin juicios y juicios sin derechos, sin asistencia legal, lejos de su lugar de residencia, con audiencias secretas y como los verdugos saben que no tienen casos, recurren a la tortura e intimidación para que los presos políticos se declaren culpables. Ah... Se me olvidaba que al salir, deben agradecer a ya saben quién. 

LA PRENSA/ Óscar Acuña / Cortesía
Esos francotiradores son los mismos que con infame normalidad persiguen a Nahomy Doris Urbina Marcenaro, conocida como la Comandante Masha, una joven mujer que desde las trincheras de Jinotepe nos demostró que ni el cáncer pudo contra su integridad y dignidad de persona. Los indignos que la persiguen no tienen ni idea de lo que es justicia, legalidad y derecho como los que defiende la Masha.

Entonces, de qué hablamos... De la normalidad de centenares de presos políticos que luego de ser liberados buscan alternativas para abandonar el país, precisamente porque en la carceleada se les propinó el suficiente tratamiento para no volver por otra...?

¿Existe normalidad entre los nicaragüenses que perdieron su empleo, entre los médicos y maestros despedidos por no someterse a las órdenes inhumanas, criminales de la dictadura...?

Sólo en las mentes criminales se celebra esa normalidad, por eso danzan después de matar, cazar, desaparecer y torturar. Es la pretendida normalidad de los encumbrados, los poderosos que quieren seguir desgobernando a punta de sangre y fuego, aunque a sus alrededores abunden sólo los fusiles asesinos, único recurso que les queda porque gente es lo que menos tienen. 

Además de asesinos son normalmente cínicos y mentirosos. Eso sí, el pueblo podrá ir recuperando normalidad cuando la dictadura dinástica y sanguinaria pague por todos los crímenes de lesa humanidad y más, cometidos contra todo un pueblo.

Digan lo que digan, hagan lo que hagan… El pueblo de Nicaragua vencerá a la dictadura para vivir en libertad y sin miedo, Jodido!!!

miércoles, 27 de junio de 2018


La derrota de la dictadura Ortega Murillo y el castigo a todo un pueblo



Después de 70 días del levantamiento popular, Nicaragua y su gente ha dado una demostración de extraordinario civismo sin parangón en nuestra propia historia y como pocas en la historia de la humanidad, sostener una legítima rebelión desarmada, precisamente porque los graves conflictos y contradicciones siempre se habían resuelto por la vía de las armas entre los bandos. En el caso actual, no existen dos bandos, sino un Estado terrorista contra un pueblo desarmado.

La rebelión sorprendió a los tiranos endiosados del poder que, como monarcas absolutos, tienen sometidos hasta el último peldaño de las instituciones del Estado y creían también que tenían en la bolsa a todo el pueblo, bajo el engaño de los derechos convertidos en favores, claro, con el obligatorio agradecimiento casi de rodillas, humillación y aniquilamiento de la dignidad.

La represión generalizada dirigida desde el poder central con diversas bases de operaciones, tiene por misión castigar y aplastar la rebelión con todo el poderío y terror al alcance. Este estado criminal o estos crímenes de Estado, me recuerdan al femicida que antes de matar a manera de sentencia dice “si no sos mía nunca serás de otro”, el genocidio actual es la misma y monstruosa sentencia: Si nosotros no los gobernamos, primero los matamos pero nunca serán gobernados por otros. Los hechos hablan por sí mismos, si no estamos con ellos, entonces terror y castigo.

La nube más alta del poder en que estaban encaramados se les esfumó y se estrellan contra su propia soberbia y engaño, porque la realidad les dijo lo contrario, la dinastía Ortega-Murillo es rechazada mayoritariamente, el pueblo no los quiere más. 

Como su popularidad se vino a pique, solo rodeados por la fusilería de guerra, la reacción del poder ha sido castigar a todo un pueblo, desatando las peores formas de la guerra, sin estar en guerra, asesinando despiadadamente a los hijos del pueblo, mientras los hijos de la familia genocida están bajo buen resguardo, gozando de la fortuna mal habida.

Para la señora esposa del tirano que el recién pasado lunes calificó de milagrosa la operación limpieza que ordenó en los últimos días a sus escuadrones de la muerte, a manera de recuerdo le numeramos la monstruosidad de su “milagro”: 

·    Más de 200 personas, desarmadas en su totalidad, asesinadas o ejecutadas por armas de fuego, en particular por fusiles de guerra y de alta precisión utilizados por franco tiradores, cuyos almacenes están bajo el control de la Policía y el Ejército del régimen.

·   Aproximadamente 1500 lesionados, en su mayoría por las mismas armas nada “milagrosas” de los delincuentes del poder y sus reducidos allegados.

·    Más de 20 niños y niñas asesinadas, entre ellos bebes, a los que no les permitieron gozar ni desarrollar su vida.

·    Centenares de jóvenes lisiados, con secuelas graves y permanentes en sus órganos, sin posibilidad de volver a caminar o a los que les destruyeron la vista, con sus ojos arrancados por los milagrosos francotiradores, dejando una estela de desolación y horror.

·  Detenidos arbitraria e ilícitamente, multiplicados por centenares, perseguidos en una cacería feroz, obligados a huir para que aprendan la lección de que el Estado terrorista impone el “milagro” de tener ciudades y calles limpias, a punta de sangre y fuego.

·    Detenidos desaparecidos, cuyas familias, madres, padres, esposas, novias, hijos y hermanos preguntan por ellos, en diferentes cárceles por todo el país, especialmente en el centro de tortura El Chipote, nombre indigno para la historia de Sandino. 

   Detenidos y torturados, sabe mucho de ese horror señora de los "milagros", seguro que su esposo le habrá contado cuánto sufrió en las cárceles somocista y cómo puede tener alma y estómago para ser responsable de otra y peor dictadura.
·
     Nada milagroso son los enviados del binomio ensangrentado, mensajeros del terror que encapuchados esconden su identidad, en su tenebroso recorrido por Masaya, Nindirí, Granada, Jinotepe, Diriamba, Masatepe, El Crucero, León, Chinandega, Estelí, las Segovias, Matagalpa, Sébaco, Jinotega, Chontales, Nagarote, El Caribe nicaragüense, Tipitapa, Las Maderas, Ciudad Sandino, en los barrios orientales de Managua y en la UNAN, última universidad en resistencia, antecedida por la UNI, UPOLI y la UNA.
   
     Dice nuestra Constitución denigrada que, en Nicaragua no habrá más cuerpos armados que el Ejército y la Policía… Los cuerpos constitucionales no dicen ni pío, pero hacen bastante porque son los mismos que desde hace una década mantienen una operación limpieza en el campo, desarmando y matando a campesinos alzados. Si el Ejército no los desarma es porque son de los mismos o son ellos mismos.

      Fusiles de guerra en manos de cobardes, que atacan escoltados y en operación combinada con la policía y otros agentes del Estado que bajo el camufle de particulares, pretenden hacernos creer que no existe participación de fuerzas militares. Éstos últimos, por acción o por omisión están pegados.

¡Un milagro! Nada que ver… Se trata de un panorama criminal y de terror. Es castigar a todo un pueblo que creían jugado de cegua y que desde hace 70 días les viene gritando duro y claro: Basta ya y que se vayan!!!.

El que asesina a su pueblo y además usurpa el poder mediante el fraude y la corrupción NO tiene derecho a gobernar, NO hay constitución ni derecho constitucional que ampare a genocidas y desalmados. 

Eso sí, el camino a la cárcel tiene un proceso que espera por ellos, son pocos los países en que se podrán esconder.

¡Milagro... Asesinos es lo que son!

¡Que se vayan ya!

!!!VENCEREMOS!!!

jueves, 31 de mayo de 2018


Constitución y Estado terrorista
Escribo golpeado por los acontecimientos más dolorosos que he vivido y sufrido como defensor de derechos humanos en Nicaragua. El actual estado de terror desatado en los últimos 43 días, me trae el recuerdo de cuando tenía 18 años, era junio y julio de 1979, en el derrocamiento de la dictadura dinástica somocista. Época en que estabas con Somoza o eras tiro al blanco, peor para los que éramos jóvenes. Fue el tiempo de los escuadrones de la muerte, reeditados en la actual ola de represión.

La dictadura dinástica y sanguinaria de ahora asesina a jóvenes, niños y pueblo alzado en una rebelión desarmada. Bandera azul y blanco, pitos, tiradoras (huleras) y morteros han recibido el ataque cobarde de fusiles de guerra en manos de una estructura criminal organizada y dirigida desde el poder central a cargo de la familia Ortega Murillo.

El 18 de abril comenzó la rebelión nicaragüense frente a la tiranía y la opresión, acción legítima y constitucional, establecida en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Como lo expongo en los dos artículos anteriores, el 19 de abril comenzaron a asesinar, desde entonces la familia en el poder mantiene la orden de represión criminal y como si se tratara de una guerra, sus soldados y paramilitares tiran a matar.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, en su informe preliminar del 21 de mayo pasado reportó 76 personas asesinadas, 868 heridas y 438 detenidas, sin poder determinar en ese momento la existencia y cantidad de detenidos desaparecidos. El Estado de Nicaragua, en el mal llamado diálogo, se comprometió a cesar la represión y comunicados de la Policía del régimen, dijeron que sus fuerzas del “orden” estaban en sus cuarteles, para justificar la falta de protección a la ciudadanía, el dictador también dijo que la Policía “no tenían orden de disparar”, los hechos lo desmienten.

Desde el informe de la CIDH y con el compromiso declarado del Estado de cesar la represión, los agentes y paras, han ejecutado a unas 30 personas que igualmente ejercían sus derechos humanos constitucionales. Es decir, en 43 días de protesta cívica al menos 100  asesinados, heridos y lesionados suman más de un mil. Detenidos, torturados se cuentan por centenares y una cantidad indeterminada de desaparecidos. Cómo calificar todo eso…? Como Estado terrorista, expresado en toda una estructura y organización criminal.

Por eso, mis dos temas anteriores tienen el título de Dictadura Sangrienta y La Dictadura va a dialogar con orden de matar. No hay que ser adivino para acertar, pues basta observar los acontecimientos para concluir que nos desgobierna una tiranía armada y sanguinaria, los hechos hablan por sí mismos.     

Derechos constitucionales

Como defensor de derechos humanos, en incontables experiencias me ha tocado abogar por la vida e integridad de moros y cristianos, incluidos los que en el pasado reciente, “gobernando desde abajo” paralizaron el país permanentemente durante 16 años y ahora, desde arriba son parte de la estructura criminal que niegan todos los derechos constitucionales, y en extremo el derecho a la vida.

La dictadura mata a nuestro pueblo, ayer masacró una vez más, en el día dedicado a las madres homenajeadas por una multitud cívica; mientras la dictadura hablaba, su anillo de terror estaba desatado disparando a la multitud, fue una especie de castigo a las madres y al pueblo que mayoritariamente les dijo otra vez que ya no los quieren, que se vayan.

Ayer, por la tarde y la noche, cumplieron las amenazas que hicieron correr días antes, masacrar e imponer terror, ese es el único recurso que les queda porque saben y sienten que les llegó la hora, les llegó el momento final, que creen poder evitar quitando la vida y superando a cualquier mente criminal. La historia se repite, el final también.

Resulta que mientras masacran y aplastan todos los derechos humanos, cínicamente reclaman derechos constitucionales como el derecho de circulación, a propósito de los tranques, mientras la tiranía tranca kilómetros enteros a la redonda de su residencia en El Carmen, anteayer ubicaron barricadas con piedras canteras y unos enormes obstáculos poncha llantas. Era el presagio de la orden de disparar a matar, tienen plena conciencia criminal de lo que hacen.

Los asesinos deben estar en la cárcel, los asesinos del pueblo no tienen derecho a gobernar, mucho menos los asesinos en masa y como siguen matando, no cabe discusión alguna de procedimientos constitucionales para quienes durante 11 años se han limpiado con ellos.

Quien mata y aplasta los derechos y garantías, no solo pierde el derecho a gobernar, sino que el pueblo en rebelión está en su legítimo derecho de sacarlos del poder, porque si atendemos los “derechos constitucionales” de la dictadura asesina, llegarán a 2021 y seguirán en el poder encima de nuestros cadáveres.

Abajo la dictadura, si no se van tenemos derecho a derrocarlos, que le pregunten a los descendientes de la dinastía somocista cómo terminó su historia.    



jueves, 17 de mayo de 2018



La dictadura va a dialogar con orden de matar

Con una generalizada represión, la dictadura pretende aplastar la legítima rebelión que ella misma provocó con los sistemáticos crímenes de Estado. En cada poblado que ataca, se multiplica el repudio y el levantamiento popular.  

Las personas asesinadas por la represión de abril aumentan, por los heridos graves que han muerto en mayo, la lista de caídos es la más grande en años de nuestra historia reciente y sigue creciendo; la mayoría son jóvenes y estudiantes, entre las víctimas se incluyen trabajadores, un periodista, dos policías y adolescentes. 

Los asesinos pararon de contar, negando la cantidad de víctimas, pero no dejaron de matar... Ya son casi 60 y la represión criminal está como que comienza, en mayo han matado a otros jóvenes y adolescentes en la UPOLI, Masaya, Sébaco y Matagalpa. Impunemente les privaron de su derecho a la vida.

La dictadura Ortega Murillo sigue matando, único y monstruoso recurso que le va quedando porque gente es lo que menos tiene. Hablan y hablan de amor, paz y no violencia, mientras sus fuerzas criminales desatan el terror. En cuatro semanas, la población ha respondido con una rebelión, desarmada frente a los fusiles de guerra. Los estudiantes no están solos, el pueblo los acoge como sus propios hijos. 

Mañana se cumple un mes del levantamiento, de una legítima rebelión frente a la opresión, es para la historia, escrita con dignidad y heroísmo por la juventud. La represión no cesa, la resistencia tampoco, por el contrario se multiplica por todo el país; inmediatamente después de intensa represión la gente no ha dejado solas a las poblaciones bajo fuego, como Masaya, Sébaco, Matagalpa, Jinotega, Chontales, León y Managua.

Justo reconocer que dentro de ese mar de gente valiente y solidaria están sacerdotes de la iglesia católica que a riesgo de su propia vida han actuado como escudos de protección a los manifestantes, mientras muchos otros se mantienen en silencio por miedo, para no molestar al poder, indiferencia o complicidad. 

Otra vez atacaron la zona de la UPOLI, es raro el día que no lo han hecho, la semana pasada fue contra los estudiantes de la UNAN Managua; tiran a matar, varias de las ciudades mencionadas fueron blancos de ataques en días recientes, en los últimos cinco días se reportan más asesinados y centenares de heridos. Tan extremo y grave es la represión que la cantidad de detenidos, torturados y perseguidos no se logra dimensionar por completo, el daño es monstruoso. El jefe supremo de la represión criminal, pide pruebas sobre todas las barbaries por él ordenadas.

Los criminales, cobardes y cínicos se visten de paz y amor, atacan a cualquier hora, en la oscuridad de la noche y en plena luz del día, sean policías o paramilitares, al final de cuentas son los mismos asesinos al servicio de la dinastía Ortega Murillo.

Se exhiben con sus armas de guerra, escoltados por los policías, la gente identifica a policías vestidos de civil, cumplen al pie de la letra la orden de la familia gobernante. Los criminales del poder saben que la gente los dejó de querer.

Dicen que van a dialogar y mantienen la orden de matar, obviamente saben que se les desvanece el poder, tienen mucho que perder, es tanto lo robado: Poder y riquezas, más los crímenes de Estado que están desatados y siguen masacrando.

Ayer, el que hace de Presidente, con su esposa al lado y otros cómplices, inauguró el “diálogo”, nuevamente ofendió a todo un pueblo, negando los crímenes y todas las graves violaciones a los derechos humanos. El dictador habló conmovido de 60 asesinados en otras y lejanas tierras del mundo, habló de su pasado en lucha que comenzó en la década de los 60, pero se expresó con amnesia por los 60 que aquí su dictadura ha asesinado en tan solo 4 semanas. 

Nuestra juventud, nuestro pueblo no merece seguir sufriendo ni muriendo, ninguna dictadura, ningún criminal tiene derecho a gobernar, es de sentido común, derechos humanos y Derecho Constitucional.

El tiempo que vivimos es de vida o muerte, de libertad o dictadura y el día de ayer la dinastía reafirmó que están dispuestos a hacer lo que sea necesario para no perder el poder sin importarles el sacrificio y sufrimiento de todo un pueblo. 

Ayer, no solo escuchamos a los principales responsables de todos los crímenes, fue inspirador oír voces que le dijeron en su cara lo que nadie nunca se atrevió a decirles en 11 años, porque el “nuevo modelo de gobierno” solo escuchaba aplausos de sus comparsas. Por eso, aplausos para el Doctor Carlos Tünnermann, para el dirigente campesino Medardo Mairena y el Obispo Abelardo Mata. Y qué decir del universitario y joven Léster Alemán… 

Todas las víctimas fueron homenajeadas en la voz firme, valiente y heroica de Lester, él supo sintetizar los sentimientos de toda una sociedad harta de los abusos del poder. ¡Que hermosos fueron esos momentos, son para la historia!, muchos fuimos estremecidos por la emoción de semejante mensaje, el espíritu de los caídos de abril y mayo se conectó con sus palabras como para decirnos que su sacrificio no está siendo en vano. 

Mientras, del otro lado estaban las caras desdibujadas de los verdugos tragando gordo o tragándose sus mentiras y escuchando lo que no deseaban. Entre todas las mentiras y el cinismo de la pareja, en falso se habló de paramilitares concentrados en la UPOLI, juegos de palabras que no engañan ni a su reducido círculo porque NO existen paramilitares si no son consentidos por las fuerzas del Estado.

Paramilitares o policías, como en efecto los hemos visto operar desde hace un mes. Así los vimos en Ocupa INSS en 2013 y en muchas otras acciones criminales. Entre esas fuerzas que ahora se han constituido como escuadrones de la muerte, busquemos a quienes a media noche o  en la madrugada atacan en diferentes poblaciones. Como prueba del terror negado por Ortega, apocas horas del inicio del tal “diálogo”, dos personas, padre e hijo, fueron ejecutadas en las calles de Bello Horizonte, como en cacería luego de salir precisamente del UPOLI.     

Anunciaron que viene la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), señal de que la dinastía se debilita pero no podemos confiarnos porque siguen siendo peligrosos, cada vez que nos hablan de amor, estemos chiva, porque  es aviso de que vienen horas de terror, crímenes de Estado que el cinismo de Ortega los atribuye a sus víctimas, que ejercen su legítimo derecho de manifestarse.

Hasta el final de sus días, es probable que sigan matando, no podemos creerles ni “tantito así…” sobre sus palabras “bondadosas”. En definitiva, aunque hoy venga la CIDH, ante la represión desatada, es correcto que no cese la legítima rebelión, porque el principio del fin de la dictadura dinástica, ya comenzó.

No más dictadura

Que vivan los estudiantes y nuestra juventud heroica 

Viva Nicaragua libre