miércoles, 14 de octubre de 2015

El modelo: Memoria, violencia, uso de la fuerza y criminalización de la protesta

Para todo, sea del ámbito público o privado, los que detentan el poder nos sacan a relucir la cancioncita del Nuevo Modelo: Así, todas las instituciones estatales se apellidan nuevas, pero no se quedan ahí, también tienen un nuevo modelo de participación ciudadana concebida desde arriba por el nuevo buen gobierno, hasta el infinito de actuaciones del Estado donde encontramos al nuevo modelo de seguridad con una nueva policía y con memoria también renovada.

Con este modelo, la violencia, la protesta y su criminalización tienen un tratamiento diferenciado según la posición de la persona e intereses en juego, por eso la aplicación de la ley en los casos concretos es guante de seda con amigos, o dura frente a los enemigos del poder (público o privado), sin olvidar al poder del dinero que facilita los conectes con el que controla el poder político institucional. Para ese modelo perverso tienen a los operadores oficiales y paralelos.

A propósito de los últimos episodios de violencia, represión, encarcelamientos, procesos arbitrarios y muertes de civiles y policías, creo pertinente refrescar nuestra memoria reciente, necesaria para comprender el estado actual de conflictividad social, violencia y criminalización de las protestas. El nuevo modelo (fachada con caras nada nuevas) nos tiene al bote y al miado, porque no terminamos de conocer bien un hecho (derecho a la verdad) cuando lo sucede otro y parte sin novedad. Para ese nefasto propósito el desgobierno tiene al nuevo sistema de comunicación, con decenas de radios y canales de TV (propiedad familiar). Nos pretenden conducir y reducir en una estrategia de olvido rápido y que conservemos lo bueno del actual gobierno, cuya putrefacción es exclusiva del enemigo actual y los 16 años de la pesadilla anterior. Para muestra veamos sus canales privados como presentan a la población, eliminando ciudadanía. Ese es el nuevo modelo.

Nuevamente arriba y disfrutando de las mieles del poder, hablan de restitución de derechos y en la práctica casi que los eliminan del abecedario. Dicen los eternos dirigentes sindicales y sociales, voceros con cargos, para que nos traguemos sus actos amargos, que no hay motivos para protestar, sin vergüenza alguna proclaman que: No tenemos que hacer huelgas porque el gobierno del Cmdte es nuestro gobierno. ¿Se acuerdan cómo paralizaban las maquilas y denunciaban la explotación y a los verdugos…? Ahora las inauguran y claman para que no se vayan.

Con conocimiento de causa, porque fui dirigente universitario (1990-92) y tengo 23 años de ser defensor de los derechos humanos, sostengo que apuestan a que olvidemos cómo protestaban las organizaciones y sectores vinculados al frente, durante los 16 años de los 3 gobiernos liberales. En un contexto de violaciones de derechos humanos de la derecha gobernante de esos años, por lo general las protestas fueron masivas y en no pocas hubo represión y criminalización de las mismas, con extremos graves porque hubo varios muertos entre policías, universitarios y transportistas, producto de las balas y morterazos. Los chavalos que llenan plazas y estadios virtuales, a menos que les cuenten sus padres, no saben que el 13 de diciembre de 1995, la Policía Nacional ahí frente al Edificio de la indigna Asamblea Nacional, disparando sus fusiles (al aire dijo el Jefe de entonces) hirió cerca de un centenar de universitarios y mató a dos de ellos. Roberto González no pudo culminar sus estudios de derecho porque un policía de tropas especiales (si sigue en la institución ha de ser Comisionado) lo ejecutó en el Banco Central un 20 de abril de 1999.

Ahora, con capacidad inimitable por su cinismo, alguno de esos líderes los vemos  transformados de azules y rosados, en nada se parecen a aquellos que, armados de morteros dirigían los ataques a Plaza El Sol contra la institución con la que hacen yunta.

Órdenes del Comandante sobre el uso de la fuerza. En los primeros meses del período constitucional de Daniel Ortega (2007-2012), Tropas Antidisturbios de la Policía Nacional reprimen sin consideración alguna a trabajadores informales que se disputaban los desperdicios con los trabajadores recolectores de la Basura en el sector de la chureca, casi en el mismo tiempo, estudiantes realizan tranque en carretera norte con similar represión, …Y llegó el comandante y ordenó parar, diciendo: La policía nunca más reprimirá al pueblo, quien para esos días comenzó a ser Pueblo Presidente. Se marcó así el nuevo modelo de represión por exclusión y permisibilidad de las acciones criminales de las fuerzas pro gubernamentales como los fajazos impunes contra los chavalos del Movimiento NO en 2008; ataques de motorizados a diferentes protestas con presencia y complicidad policial: Ocupa INSS,  M Peso, hasta asesinatos como El Carrizo y Ciudad Darío, crímenes ejecutados por partidarios del gobierno con participación policial.

Las más recientes protestas sociales: Pequeños mineros de Santo Domingo con una decena de ellos presos y traidos especialmente al Chipote, con tortura incluida; persecución a un colectivo de mujeres en Mina Santa Pancha, que protestaban después del revenido que causó la muerte de una muchacha embarazada; y que la Policía se trajo preso al Chipote a su abogado al que ahora tienen quedito e intimidado.

En fin, por eso vemos ahora un rollo bien complicado, pues el modelo no funciona como lo pregonan hasta en la Constitución Política reformada al gusto presidencial. No es posible ni sostenible en el tiempo, nadar en dos aguas: Defender y representar a los pobres y estar casado con los más ricos, incluidas transnacionales como la B2 Gold. No es posible aplicar la ley y volver la mirada a otro lado mientras dos grupos literalmente se matan como en el Caribe norte. Ese modelo de seguridad, aunque le llamen único y original, simplemente está violando los DDHH de todas y todos.

Criminalizando la protesta social a favor del gran capital, el gobierno utiliza una vez más a sus operadores de justicia. La institucionalidad es una elegante palabra, de ella poco queda y es más grave si se trata de la administración de justicia, en particular de la Policía Nacional, muy golpeada en los últimos 8 años en el cumplimiento de su misión constitucional de prevenir el delito y proteger la seguridad de las personas que habitamos el país, sin discriminación ni privilegio alguno. No está en discusión las acciones y resultados positivos en el combate del delito común cotidiano, lucha contra el narcotráfico y otros, aunque hace falta transparentar las actuaciones y el destino de la cantidad de bienes ocupados.


Para sofocar la protesta social, incluso la proveniente de su base partidaria, aumentan su estrategia de propaganda y campaña permanente del buen gobierno. Los dirigentes sindicales y sociales afines, dan la espalda a los que ahorita protestan en Mina El Limón y Chichigalpa; así como en Rancho Grande y Santo Domingo. Por el contrario, los persiguen, intimidan y encarcelan. Inexplicablemente decenas de policías (tropas especiales) son detenidos por manifestantes en Mina El Limón, ¿la orden era reprimir con cautela a ese pueblo presidente? ¿O no esperaban la ira popular creyendo que “su gente” seguirá sumisa con el frente?. Así está ahora la Policía, con el nuevo modelo y su misión torcida por la voluntad de un régimen vertical y autoritario que le ordena todo lo contrario. 

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