El modelo: Memoria, violencia, uso de la fuerza y criminalización de la
protesta
Para todo, sea del ámbito público
o privado, los que detentan el poder nos sacan a relucir la cancioncita del
Nuevo Modelo: Así, todas las instituciones estatales se apellidan nuevas, pero
no se quedan ahí, también tienen un nuevo modelo de participación ciudadana
concebida desde arriba por el nuevo buen gobierno, hasta el infinito de
actuaciones del Estado donde encontramos al nuevo modelo de seguridad con una
nueva policía y con memoria también renovada.
Con este modelo, la violencia, la
protesta y su criminalización tienen un tratamiento diferenciado según la
posición de la persona e intereses en juego, por eso la aplicación de la ley en
los casos concretos es guante de seda con amigos, o dura frente a los enemigos
del poder (público o privado), sin olvidar al poder del dinero que facilita los
conectes con el que controla el poder político institucional. Para ese modelo
perverso tienen a los operadores oficiales y paralelos.
A propósito de los últimos
episodios de violencia, represión, encarcelamientos, procesos arbitrarios y
muertes de civiles y policías, creo pertinente refrescar nuestra memoria
reciente, necesaria para comprender el estado actual de conflictividad social,
violencia y criminalización de las protestas. El nuevo modelo (fachada con
caras nada nuevas) nos tiene al bote y al miado, porque no terminamos de
conocer bien un hecho (derecho a la verdad) cuando lo sucede otro y parte sin
novedad. Para ese nefasto propósito el desgobierno tiene al nuevo sistema de
comunicación, con decenas de radios y canales de TV (propiedad familiar). Nos
pretenden conducir y reducir en una estrategia de olvido rápido y que
conservemos lo bueno del actual gobierno, cuya putrefacción es exclusiva del
enemigo actual y los 16 años de la pesadilla anterior. Para muestra veamos sus
canales privados como presentan a la población, eliminando ciudadanía. Ese es
el nuevo modelo.
Nuevamente arriba y disfrutando
de las mieles del poder, hablan de restitución de derechos y en la práctica casi
que los eliminan del abecedario. Dicen los eternos dirigentes sindicales y
sociales, voceros con cargos, para que nos traguemos sus actos amargos, que no
hay motivos para protestar, sin vergüenza alguna proclaman que: No tenemos que
hacer huelgas porque el gobierno del Cmdte es nuestro gobierno. ¿Se acuerdan
cómo paralizaban las maquilas y denunciaban la explotación y a los verdugos…?
Ahora las inauguran y claman para que no se vayan.
Con conocimiento de causa, porque
fui dirigente universitario (1990-92) y tengo 23 años de ser defensor de los
derechos humanos, sostengo que apuestan a que olvidemos cómo protestaban las
organizaciones y sectores vinculados al frente, durante los 16 años de los 3
gobiernos liberales. En un contexto de violaciones de derechos humanos de la derecha
gobernante de esos años, por lo general las protestas fueron masivas y en no
pocas hubo represión y criminalización de las mismas, con extremos graves porque
hubo varios muertos entre policías, universitarios y transportistas, producto
de las balas y morterazos. Los chavalos que llenan plazas y estadios virtuales,
a menos que les cuenten sus padres, no saben que el 13 de diciembre de 1995, la
Policía Nacional ahí frente al Edificio de la indigna Asamblea Nacional,
disparando sus fusiles (al aire dijo el Jefe de entonces) hirió cerca de un
centenar de universitarios y mató a dos de ellos. Roberto González no pudo
culminar sus estudios de derecho porque un policía de tropas especiales (si
sigue en la institución ha de ser Comisionado) lo ejecutó en el Banco Central
un 20 de abril de 1999.
Ahora, con capacidad inimitable
por su cinismo, alguno de esos líderes los vemos transformados de azules y rosados, en nada se
parecen a aquellos que, armados de morteros dirigían los ataques a Plaza El Sol
contra la institución con la que hacen yunta.
Órdenes del Comandante sobre el uso de la fuerza. En los primeros
meses del período constitucional de Daniel Ortega (2007-2012), Tropas
Antidisturbios de la Policía Nacional reprimen sin consideración alguna a
trabajadores informales que se disputaban los desperdicios con los trabajadores
recolectores de la Basura en el sector de la chureca, casi en el mismo tiempo,
estudiantes realizan tranque en carretera norte con similar represión, …Y llegó
el comandante y ordenó parar, diciendo: La policía nunca más reprimirá al
pueblo, quien para esos días comenzó a ser Pueblo Presidente. Se marcó así el nuevo modelo de
represión por exclusión y permisibilidad de las acciones criminales de las
fuerzas pro gubernamentales como los fajazos impunes contra los chavalos del
Movimiento NO en 2008; ataques de motorizados a diferentes protestas con
presencia y complicidad policial: Ocupa INSS,
M Peso, hasta asesinatos como El Carrizo y Ciudad Darío, crímenes
ejecutados por partidarios del gobierno con participación policial.
Las más recientes protestas
sociales: Pequeños mineros de Santo Domingo con una decena de ellos presos y
traidos especialmente al Chipote, con tortura incluida; persecución a un
colectivo de mujeres en Mina Santa Pancha, que protestaban después del revenido
que causó la muerte de una muchacha embarazada; y que la Policía se trajo preso
al Chipote a su abogado al que ahora tienen quedito e intimidado.
En fin, por eso vemos ahora un
rollo bien complicado, pues el modelo no funciona como lo pregonan hasta en la
Constitución Política reformada al gusto presidencial. No es posible ni
sostenible en el tiempo, nadar en dos aguas: Defender y representar a los
pobres y estar casado con los más ricos, incluidas transnacionales como la B2
Gold. No es posible aplicar la ley y volver la mirada a otro lado mientras dos
grupos literalmente se matan como en el Caribe norte. Ese modelo de seguridad,
aunque le llamen único y original, simplemente está violando los DDHH de todas
y todos.
Criminalizando la protesta social
a favor del gran capital, el gobierno utiliza una vez más a sus operadores de
justicia. La institucionalidad es una elegante palabra, de ella poco queda y es
más grave si se trata de la administración de justicia, en particular de la
Policía Nacional, muy golpeada en los últimos 8 años en el cumplimiento de su
misión constitucional de prevenir el delito y proteger la seguridad de las
personas que habitamos el país, sin discriminación ni privilegio alguno. No
está en discusión las acciones y resultados positivos en el combate del delito
común cotidiano, lucha contra el narcotráfico y otros, aunque hace falta
transparentar las actuaciones y el destino de la cantidad de bienes ocupados.
Para sofocar la protesta social,
incluso la proveniente de su base partidaria, aumentan su estrategia de
propaganda y campaña permanente del buen gobierno. Los dirigentes sindicales y
sociales afines, dan la espalda a los que ahorita protestan en Mina El Limón y
Chichigalpa; así como en Rancho Grande y Santo Domingo. Por el contrario, los
persiguen, intimidan y encarcelan. Inexplicablemente decenas de policías
(tropas especiales) son detenidos por manifestantes en Mina El Limón, ¿la orden
era reprimir con cautela a ese pueblo presidente? ¿O no esperaban la ira
popular creyendo que “su gente” seguirá sumisa con el frente?. Así está ahora
la Policía, con el nuevo modelo y su misión torcida por la voluntad de un
régimen vertical y autoritario que le ordena todo lo contrario.
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