martes, 17 de mayo de 2016



Agresión con escolta e impunidad incluida

Como si le faltara algo a nuestra capacidad de imaginación e indignación, la semana pasada se publicó un video o videos, los cuales de no ser por la presencia de escoltas de la policía, retratan una expresión cotidiana de no pocos barrios de diferentes ciudades y en particular de Managua, capital de Nicaragua, pues vemos a jóvenes enfrentados a puño limpio, aunque en el presente caso, las imágenes proyectan a uno repartiéndolos a diestra y siniestra, con el acompañamiento de escoltas que se observan vestidos de policías.

Se cuentan por miles la cantidad de personas que han visto las imágenes publicadas en Confidencial y 100% Noticias; quizá no compiten en popularidad con el video del celular presuntamente noqueado. Es el poder de la TV y las redes sociales.

Quiero resaltar que la institución policial se rige por un marco jurídico normativo que incluye nuestra Constitución Política e Instrumentos Internacionales de Derechos Humanos. En ese sentido, el artículo 97 constitucional claramente señala y ordena que la Policía Nacional “…tiene por misión garantizar el orden interno, la seguridad de las personas y sus bienes, la prevención, persecución e investigación del delito…”.- El cumplimiento de dicha función es vital porque trata de la preservación de la integridad de las personas frente a la posibilidad o amenaza de sufrir ataques, como el de las imágenes.

El artículo 33 de la misma Constitución, establece que cualquier persona que sea sorprendida cometiendo un delito debe ser detenida por los agentes policiales, el objetivo es evitar que se consuma un daño contra la vida y la seguridad individual. La Ley 872, Ley de la Policía Nacional, establece que dicha institución tiene como centro y razón de ser de sus actividades los Derechos Humanos de la población nicaragüense.

En la Policía Nacional, todos y cada uno de sus integrantes tienen en dicha Ley, principios de actuación policial (Artículo 6), entre otros observamos: profesionalismo: Actuar con absoluta neutralidad e imparcialidad, sin discriminación alguna… En la parte final de dicho artículo se indica que: La obediencia debida en ningún caso podrá amparar órdenes o acciones que entrañen la ejecución de actos que manifiestamente constituyan delito o sean contrarios a las leyes. 

Para variar y como corolario del colmo del abuso, en la escena vemos cómo policías asignados para la seguridad personal de un funcionario del Estado, son utilizados como guardias de servicio privado para su hijo en zafarrancho, en bacanal, todo pagado por nuestros impuestos. Eso sí que arrecha, tener que pagar también seguridad para la borrachera o la goma. 

Cuando observé las imágenes, sentí y recordé las garroteadas que en el pasado reciente han desahogado en mi y en otros colegas, con la diferencia que las han propinado directamente agentes de la Policía. También recuerdo los momentos de angustia y terror que vivieron las víctimas del NO, Ocupa INSS, o como cuando más de un centenar de paras nos atacaron en la Fiscalía allá en octubre de 2008, o cuando nos rodearon los impunes motorizados que por ser agentes e hijos del poder actuaron con la complacencia de la Policía, tal y como ha sido la tónica en incontables casos.  

El joven Sebastián Amador, nos comparte en la entrevista de TV, los detalles de los sucesos violentos, de cómo antes (que no captan las imágenes) se había escenificado el inicio del conflicto con el otro joven, que después exhibe una “valentía” con furia que descarga sobre Amador y un primo de éste, “valentía” que solo se explica por el evidente acompañamiento y apañamiento criminal de los escoltas de la Policía quienes actúan al servicio de un ciudadano que los ocupa como en tiempos de la era feudal donde el señor disponía de la vida y de la muerte de los sometidos.

Por ende, la exhibición que nos facilita la TV, al reproducir los videos de seguridad, nos permite enterarnos de cómo estamos, del tipo de institución policial que tenemos, de su servicio de escoltas para la agresión con impunidad incluida. Eso que vemos, ese joven desahogándose en odio, acuerpados por policias solo nos trae al recuerdo las conductas somocianas que en definitiva no han sido erradicadas de nuestra Nicaragua Nicaragüita. 

Lo bueno, en medio de esa indignante realidad, es el valor del joven Amador que, consciente que no puede frente a la influencia del otro, nos cuenta lo que pasó a riesgo de su propia seguridad. 
Algo queda, la lucha por la libertad para vivir sin miedo es nuestra opción.

No al neo somocismo

La Policía debe ser Nacional, al servicio de todas y todos.

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