martes, 26 de julio de 2016

¡El glorioso 19 de Julio y la Revolución que ya no existe!
Sandino fue de ideales… NO para hacerse de reales.
Estaba en la ciudad de León para cuando llegó aquel ansiado y glorioso día de la liberación, el 19 de julio de 1979; con varios de mis hermanos, nuestra madre nos había trasladado desde Managua, luego de que la Guardia Nacional de Somoza retomara la capital a finales del mes de junio, con nuestro hermano mayor Egberto (fallecido hace 4 años) habíamos participado en la insurrección en Las Américas 4 y no pudimos irnos con los guerrilleros que se replegaron hacia Masaya.
Después de años de lucha, represión y cruentos combates, con sangre derramada y muchos caídos, León fue de los primeros territorios declarados libres de la tiranía somocista, aunque un reducto de la guardia nacional, con el Comandante de Plaza Gonzalo Evert (Vulcano) a la cabeza, permanecía en la fortaleza El Fortín de Acosasco.
Dicho militar, logró huir de ese lugar y del país sin responder por sus acciones criminales, aunque muchos años después declaró desde Miami que nunca le hizo daño a nadie que sólo cumplía con la ley, apostando a que no nos funcione la memoria histórica.
Las ruinas de la 21, del comando y otros lugares destruidos, con incontables víctimas, son testigos de las atrocidades a su cargo. La Dra. Vilma Núñez fue una de sus víctimas, en su testimonio nos comparte cómo fue detenida y torturada en los últimos meses del somocismo, sufriendo el encierro en El Fortín y otros centros de la dictadura.
En el parque de la ciudad universitaria hubo una concentración para recibir a la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional. Allí vivimos emociones indescriptibles como inolvidables, multiplicadas en la Plaza de la Revolución aquel 20 de julio, en la que no tuve la oportunidad de participar.
Fueron tiempos no sólo históricos, significó entre otros una concentración de lo vivido y sufrido, con la apuesta legítima que comenzaban nuevos tiempos, era la liberación de Nicaragua y para los que estábamos chavalos, fue el inicio y a la vez la entrada triunfal de la Revolución Popular Sandinista, con el pueblo y su juventud de protagonista.
Mi generación, la de los 80, asumió el compromiso de tomarse el cielo por asalto (frase dicha por diversos personajes en diferentes tiempos), muchos de los que nos antecedieron lo demostraron con su propia vida. Fue la máxima expresión de lo que son los ideales, entregar la vida sin esperar nada a cambio, fue la lucha por la libertad y contra la opresión.
Marcharon hacia el sol de la libertad y no volvieron. Cayeron en cumplimiento de su deber, en defensa de la patria, varios en el primer combate o en una emboscada, algunos murieron cruzándose ríos crecidos, otros se extraviaron en la montaña y no aparecieron, no pocos fueron secuestrados, torturados y ejecutados, todos héroes y mártires.
Acciones heroicas en combates desiguales, tanto en las batallas insurreccionales como en la defensa de una Revolución construida a sangre y fuego, con el dolor de los heridos, de las heridas y los llantos de las madres por tantos hijos, hermanos, novios y novias caídas.
…Porque el color de la sangre jamás se olvida… decíamos cada vez que caía uno, otro y luego otro u otra, y así más y muchos más, en fin incontable la cantidad de nuestros muertos por lo masivo y nocivo de la guerra, que después de ser contra los ex guardias nacionales, se tradujo en guerra entre nosotros con nuestros propios campesinos. Fue otra guerra nacional, independientemente del financiamiento del imperio que no quería a esa nuestra Revolución ni otras en C.A.
Después del primer 19, también hubo juventud dispuesta al sacrificio, caracterizada por sus valores y principios resumidos en la organización y movilización masiva, como la Cruzada Nacional de Alfabetización, la mejor obra social y evidencia de que se trató de hacer una Revolución para y con la gente independientemente de lo que ahora tenemos o que ya no tenemos, porque la Revolución no existe…
…O si existe, es de la boca para fuera, porque para adentro especialmente desde el poder, lo que abunda es dinero mediante el enriquecimiento ilícito, más dinero para acumular más poder, muy lejos de aquellas causas nobles y desinteresadas. Nada que ver con los ideales de Sandino, Fonseca y tantos caídos.
Cómo va haber Revolución si está vivito y coleando el continuismo, y la reelección tiene matricula eterna como en los viejos tiempones del Somocismo inaugurado con el primer Somoza que mató a Sandino y después se hizo Presidente, cargo al que nunca aspiró Sandino y el que tenemos ahora quiere ser por siempre.
¿Qué queda de esa historia gloriosa, escrita con sangre…?
…Quedamos muchos no sólo para recordarla como pura nostalgia, sino para retomar el espíritu de lucha y desmontar la contrarrevolución en marcha de quienes hacen y deshacen en nombre de ella y su segunda etapa, que destacan por sus tapas y todos los abusos de esos señores del poder.
La reflexión incluye asumir para nuestra memoria histórica que en esos 11 años de Revolución nos entregamos por entero pero también de una u otra manera la cagamos, caso contrario es creérnosla de la mamacita, Ah… la cagamos pero hay algo fundamental que marca una diferencia y es que no todos robamos. Los abusadores que quedaron a manos llenas, desde entonces no han rendido cuentas, ahora nos entretienen con cinismo proclamando que combaten la corrupción... NO veo cómo…  

En los años de la Revolución también hubo graves violaciones a los Derechos Humanos, sin que hasta la fecha se haya hecho justicia en todos y cada uno de los abusos en perjuicio de la vida y la integridad de muchas personas. La Verdad y el Derecho a la misma es un tema que se evade con la premisa del olvido. La impunidad ha sido una de las fórmulas del poder en todos los tiempos y en la actualidad se generaliza.
En los últimos años, particularmente en ocasión de los 19 de julio, se intensifica la polémica de si existe Revolución y qué queda de la misma. Con mi esposa y mis hijas, recordamos y reflexionamos que quedamos nosotros, todo un pueblo que entregó la vida de sus hijos. No podemos ni debemos olvidar especialmente a los que hicieron posible ese glorioso  19 de julio del que tanto hablamos.
NO nos arrepentimos de haber participado en ese hermoso intento de lo que fue la RPS.
Mi respeto y admiración eterna por los caídos, por los discapacitados, por las madres y viudas de los héroes y mártires; por los  Ex combatientes que a montones siguen mordiendo el leño en busca de empleo para sobrevivir con dignidad y que en la actualidad desfilan, sometidos a tratos humillantes de promesas y más promesas, la mayoría incumplidas por quienes se erigen como la nueva dinastía que subió y no se quiere bajar de las alturas del poder, imitando lo peor del antiguo y oprobioso régimen por el cual y contra el cual se sacrificó ese pueblo conocido mundialmente por su gesta hecha canción y solidaridad más allá de nuestro charco.
Respeto por las víctimas de la guerra, quienes sin partido ni bandera están partidos por un sistema que profundiza la desigualdad y la injusticia agravada por la represión contra los que reclaman al poder para que los deje de joder y que cumpla lo que tanto prometió.
Nunca pudimos tomarnos el cielo por asalto, aunque estábamos conscientes que se trataba de sueños que contagiaban de energía y compromiso, demostrados en la práctica, movilizados en todos los frentes sin que nos esperara ningún programa concreto, ningún puesto de funcionario público, ni casas ni carros, muchos menos de los que exhiben ahora codeándose con los viejos ricos.
En los 80 la posibilidad real era la movilización por la Revolución con boleto sin retorno. Y la juventud de entonces cumplió, no fuimos indiferentes y lo podemos expresar con orgullo.
Recordando a Sandino: otros (y otras) nos seguirán…, agregaría cada cual a su manera, para vivir en libertad y sin miedo. El sueño hermoso y doloroso, el ideal, el deseo de tocar el cielo, aunque hablando en nicaragüense, no lo asaltamos… nunca llegamos, eso sí, unos cuantos vivianes y oportunistas (que no fueron lentos) se encargaron de asaltar todo lo que tenían a la mano…
Asaltaron el poder y las riquezas materiales. Aunque se declaran anti imperialista y contra el capitalismo salvaje no renuncian a lo que éste produce, por eso los vemos en sus caravanas de vehículos de lujos, viven en sus mansiones millonarias, mientras una buena parte del pueblo sigue siendo millonario de lombrices.
Es cierto, no pudimos llegar hasta el cielo, quizá porque los asaltantes del poder, los de arriba, se robaron hasta la escalera grande que nos llevaría al mismo. Muchos nos quedamos con ideales y ellos con los reales.
Mi mamá nos enseñó en medio de la prole numerosa y en pobreza económica, a no tocar el dinero ajeno y ser ricos en dignidad.
Queremos justicia social, vivir con libertad y sin miedo.


No más Somocismo encarnado en los que usan ropaje de Sandinismo

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