La historia de
mi voto
Frente a la
ignominia hecha designación…Mi abstención
La Declaración Universal de
Derechos Humanos, proclamada por la Organización de Naciones Unidas ONU (1948),
en su Artículo 21.3, establece que “La voluntad del pueblo es la
base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante
elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio
universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que
garantice la libertad del voto”.
Al observar la cita anterior
cabe preguntarse: ¿Elección o designación?
Mi primer voto
En junio de 1979, con 18 años
de edad e iniciando mi juventud, mi primera votación fue sumarme al paro
nacional y a la insurrección contra la tiranía y la opresión. En aquel entonces
no tenía cédula de identidad ciudadana ni nada parecido para ejercer votación
alguna, la familia Somoza y su guardia nacional repartían más balas y represión
que documentos de identificación.
En el artículo Ahí viene la
guardia, expongo la influencia que ejerció en mí la brutalidad del somocismo y
la participación de mis hermanos mayores como guerrilleros urbanos. Sin contar
con la información que ahora abunda, mi poca conciencia me permitió escoger la
opción de la rebelión, desde entonces participé en esa generación de jóvenes
comprometidos con el ideal de hacer revolución.
Es así que con la debida
identidad para votar en urnas y no levantando barricadas, para 1984 y 1990,
este ciudadano con mayoría de edad ejerció su segundo y tercer acto de
votación, con los resultados requeté conocido del 25 de febrero que a muchos
nos hizo llorar porque se nos desvaneció todo y sentimos algo parecido a
nuestro fin. No obstante, nuestra vida continuó y en lucha.
Sobre las elecciones de 1990,
recuerdo como ahora los esfuerzos de campaña sin trampas, jurábamos que la teníamos en la
bolsa y que va ser… Apenas, no nos imaginamos la paliza que nos tenía preparada
el pueblo. Como respuesta, los arribistas con bate de aluminio se hicieron
sentir con la repartición, adjudicándose con manos llenas bienes del Estado y
del partido, para marcar de una era revolucionaria y de palmados, a familias
millonarias, sumados otros abusos y desde entonces ya nada fue igual.
Para 1996, sin ser el rayo
que significó las elecciones de 1990, me encontraba estudiando en Chile, allá
con otros estudiantes y nicaragüenses, lamentamos un poco lo que ya suponíamos,
pero repito nada comparable con el impacto anterior y así fueron las de 2001, acumulando
los tres períodos continuos de gobiernos liberales, que podemos resumir
como de avances y retrocesos, con violaciones a derechos humanos e
indiscutiblemente con posibilidades reales de competencia electoral, cuya mejor
demostración es el partido que ahora gobierna y que ha destruido las reglas
mediante las cuales ascendió al poder.
En ese contexto, me sumé al
intento de que el FSLN tuviera otros candidatos a la Presidencia, ya sabemos
quién se impuso hasta el infinito. El FSLN al que pertenecí en la época
revolucionaria de los 80 ya no existe. Solo quedan las siglas gobernadas por
una familia que ahora tiene candidatura, aunque se diga que no se parecen a la
dictadura.
Una oportunidad manoseada
Daniel Ortega, candidato
eterno juró que en paz gobernaría mejor y es así que en 2006 resultó electo con
menos del 40% de los votos (cuenta la historia que no se dio a conocer un
porcentaje significativo) y gracias al pacto con el otro Ex presidente corrupto
que ahora le sigue haciendo el juego.
En el período presidencial
2007-2011, que podríamos llamar constitucional, Ortega se dedicó a concentrar
los poderes del Estado de hecho, agregando reformas “legales y
constitucionales” a su antojo para salirse con la suya y continuar en el poder
imponiendo su candidatura inconstitucional (2011), para luego darle carácter “constitucional”
con una mayoría parlamentaria adquirida en ese proceso basado en el fraude.
Ahora, a fin de no correr el
mínimo riesgo, el supremo fraude, eliminó toda competencia y le está dando raid
a unos grupos por los cuales no votarán ni los de su cuadra, pero su recompensa
será alguna diputación que no sirve más que para la indignidad, con el agregado
de unos cuantos puestos en el Estado para sus familiares. Por eso, después de
haber sido antisandinistas y somocistas ahora gritan: Viva Somoza, Viva la
Guardia Nacional, Viva Daniel y la compañera. !Clase estómago el que tienen!.
¿Cuál elección? Frente a la ignominia hecha designación…Mi
abstención
Por ello, con ese acumulado
de abusos desde el poder y para su poder, en un principio hice uso de mi
derecho votando nulo. Ahora van a su tercer período consecutivo que iniciará en
enero de 2017, con la variante de llevar a su esposa como vicepresidenta a
quien por fin se le hizo en su camino a la presidencia.
A como van las cosas, cuando
la próxima vice corra para ser la suprema, llevará como fórmula a uno de sus
hijos y mientras tengamos la triste costumbre de vivir de la regaladera y los
del Carmen sean los que repartan, tendremos una dictadura dinástica con ínfulas
de realeza. En fin, ahora tenemos cualquier cosa, pero no revolución ni
democracia.
En mi caso, dado que hace
rato no existen elecciones auténticas y que la voluntad del pueblo es burlada
por los detentadores del poder público, frente a la pantomima del próximo seis
de noviembre, que redunda en una designación solo me queda el poder personal e
individual de la abstención.
Aunque las encuestas pagadas
digan que solo uno de cada 10 no irá a votar, pues… Me apunto y me quedo en esa
minoría, total Sandino comenzó con 30 y solamente expulsó a los gringos.
Sin pertenecer a ninguna otra
opción partidaria, considero que el cielo azul e intenso nos iluminará por
nuestra propia acción y desde adentro, hecho por nosotros y no por los otros
(aunque la solidaridad es válida y necesaria), así reconstruiremos con ideales
de libertad y justicia, una democracia para vivir en paz y sin miedo.
Sandino nunca quiso ser presidente y
el que tenemos quiere serlo por siempre
Frente a la dinastía
las urnas vacías
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