martes, 1 de noviembre de 2016

La historia de mi voto
Frente a la ignominia hecha designación…Mi abstención

La Declaración Universal de Derechos Humanos, proclamada por la Organización de Naciones Unidas ONU (1948), en su Artículo 21.3, establece que  “La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto”. 

Al observar la cita anterior cabe preguntarse: ¿Elección o designación?

Mi primer voto

En junio de 1979, con 18 años de edad e iniciando mi juventud, mi primera votación fue sumarme al paro nacional y a la insurrección contra la tiranía y la opresión. En aquel entonces no tenía cédula de identidad ciudadana ni nada parecido para ejercer votación alguna, la familia Somoza y su guardia nacional repartían más balas y represión que documentos de identificación.

En el artículo Ahí viene la guardia, expongo la influencia que ejerció en mí la brutalidad del somocismo y la participación de mis hermanos mayores como guerrilleros urbanos. Sin contar con la información que ahora abunda, mi poca conciencia me permitió escoger la opción de la rebelión, desde entonces participé en esa generación de jóvenes comprometidos con el ideal de hacer revolución.

Es así que con la debida identidad para votar en urnas y no levantando barricadas, para 1984 y 1990, este ciudadano con mayoría de edad ejerció su segundo y tercer acto de votación, con los resultados requeté conocido del 25 de febrero que a muchos nos hizo llorar porque se nos desvaneció todo y sentimos algo parecido a nuestro fin. No obstante, nuestra vida continuó y en lucha.

Sobre las elecciones de 1990, recuerdo como ahora los esfuerzos de campaña sin  trampas, jurábamos que la teníamos en la bolsa y que va ser… Apenas, no nos imaginamos la paliza que nos tenía preparada el pueblo. Como respuesta, los arribistas con bate de aluminio se hicieron sentir con la repartición, adjudicándose con manos llenas bienes del Estado y del partido, para marcar de una era revolucionaria y de palmados, a familias millonarias, sumados otros abusos y desde entonces ya nada fue igual.

Para 1996, sin ser el rayo que significó las elecciones de 1990, me encontraba estudiando en Chile, allá con otros estudiantes y nicaragüenses, lamentamos un poco lo que ya suponíamos, pero repito nada comparable con el impacto anterior y así fueron las de 2001, acumulando los tres períodos continuos de gobiernos liberales, que podemos resumir como de avances y retrocesos, con violaciones a derechos humanos e indiscutiblemente con posibilidades reales de competencia electoral, cuya mejor demostración es el partido que ahora gobierna y que ha destruido las reglas mediante las cuales ascendió al poder.

En ese contexto, me sumé al intento de que el FSLN tuviera otros candidatos a la Presidencia, ya sabemos quién se impuso hasta el infinito. El FSLN al que pertenecí en la época revolucionaria de los 80 ya no existe. Solo quedan las siglas gobernadas por una familia que ahora tiene candidatura, aunque se diga que no se parecen a la dictadura.  

Una oportunidad manoseada

Daniel Ortega, candidato eterno juró que en paz gobernaría mejor y es así que en 2006 resultó electo con menos del 40% de los votos (cuenta la historia que no se dio a conocer un porcentaje significativo) y gracias al pacto con el otro Ex presidente corrupto que ahora le sigue haciendo el juego.

En el período presidencial 2007-2011, que podríamos llamar constitucional, Ortega se dedicó a concentrar los poderes del Estado de hecho, agregando reformas “legales y constitucionales” a su antojo para salirse con la suya y continuar en el poder imponiendo su candidatura inconstitucional (2011), para luego darle carácter “constitucional” con una mayoría parlamentaria adquirida en ese proceso basado en el fraude.

Ahora, a fin de no correr el mínimo riesgo, el supremo fraude, eliminó toda competencia y le está dando raid a unos grupos por los cuales no votarán ni los de su cuadra, pero su recompensa será alguna diputación que no sirve más que para la indignidad, con el agregado de unos cuantos puestos en el Estado para sus familiares. Por eso, después de haber sido antisandinistas y somocistas ahora gritan: Viva Somoza, Viva la Guardia Nacional, Viva Daniel y la compañera. !Clase estómago el que tienen!.

¿Cuál elección? Frente a la ignominia hecha designación…Mi abstención

Por ello, con ese acumulado de abusos desde el poder y para su poder, en un principio hice uso de mi derecho votando nulo. Ahora van a su tercer período consecutivo que iniciará en enero de 2017, con la variante de llevar a su esposa como vicepresidenta a quien por fin se le hizo en su camino a la presidencia.

A como van las cosas, cuando la próxima vice corra para ser la suprema, llevará como fórmula a uno de sus hijos y mientras tengamos la triste costumbre de vivir de la regaladera y los del Carmen sean los que repartan, tendremos una dictadura dinástica con ínfulas de realeza. En fin, ahora tenemos cualquier cosa, pero no revolución ni democracia.

En mi caso, dado que hace rato no existen elecciones auténticas y que la voluntad del pueblo es burlada por los detentadores del poder público, frente a la pantomima del próximo seis de noviembre, que redunda en una designación solo me queda el poder personal e individual de la abstención.

Aunque las encuestas pagadas digan que solo uno de cada 10 no irá a votar, pues… Me apunto y me quedo en esa minoría, total Sandino comenzó con 30 y solamente expulsó a los gringos.

Sin pertenecer a ninguna otra opción partidaria, considero que el cielo azul e intenso nos iluminará por nuestra propia acción y desde adentro, hecho por nosotros y no por los otros (aunque la solidaridad es válida y necesaria), así reconstruiremos con ideales de libertad y justicia, una democracia para vivir en paz y sin miedo.

Sandino nunca quiso ser presidente y el que tenemos quiere serlo por siempre

Frente a la designación… La abstención


Frente a la dinastía las urnas vacías

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