30 de octubre:
30 años de la Ley de Autonomía del Caribe Nicaragüense
Ordenamiento
jurídico y realidad
El avance en materia jurídica sobre la Autonomía en la
Costa Caribe Nicaragüense, en los 30 años transcurridos es evidente, la
distancia entre las normas y realidad… También. La propia Constitución Política
de Nicaragua le dedica amplios contenidos que reconocen la existencia jurídica
de la autonomía.
Si juntamos la Carta Magna con los instrumentos
internacionales sobre los derechos de los pueblos indígenas y las leyes
nacionales como la propia Ley de Autonomía, así como Ley 445, Ley del Régimen
de Propiedad Comunal… y las sentencias condenatorias de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, podemos inferir que contamos con un régimen jurídico para
el Caribe nicaragüense de lujo.
Es más, podría afirmar que la sociedad nicaragüense
cuenta con una Constitución cuya carta de derechos es bastante buena. Ahora
bien, podemos tener un almacén de leyes estupendas y suscrito todos los
instrumentos internacionales, y a la vez padecer de graves violaciones a los
derechos humanos, diría es el caso para los nicaragüenses en general y en
particular no creo que la estén pasando mejor los caribeños.
En ese sentido, podemos sacar pecho a nivel mundial de
que somos de los pocos países con un régimen jurídico excelente que reconoce
derechos humanos y autonomía para su población indígena y afro descendiente. Esa
característica podría reducirse a un simple orgullo declarativo y no representa
en sí misma una profunda identidad entre norma y realidad.
Los procesos autonómicos entonces no están
determinados exclusivamente por la existencia de leyes, el orden jurídico no lo
es todo. Porque son incontables las leyes reducidas a eso, letras con mandatos
incumplidos. Para no ir muy lejos, del listado de derechos establecidos en la
Constitución… Cuántos de ellos se cumplen o violentan todos los días? Una ley
reciente, la Ley 779, ni siquiera había cumplido 2 años cuando el poder la reformó de hecho y lo que es peor, a las
mujeres y niñas no las han dejado de matar.
Compartir y
ejercer poder
Es importante tener presente que los procesos de
autonomía, si son de verdad implican unos alcances que en la práctica sería
democratizar el poder. En el caso concreto, cuando hablamos del Caribe y del
poder nos referimos a lo político, económico, social y cultural, sin esos
alcances todo es letra muerta.
Hablar de autonomía del Caribe es decir riqueza
concentrada y explotada no necesariamente a favor de sus habitantes. Autonomía
en estos 30 años es decir en pocas palabras de la guerra a la paz, con mucha
sangre derramada.
Acaso el poder central dominado por una familia se
identifica con la idea de compartir y descentralizar el poder…? El FSLN, que
hace 30 años no era el mismo de ahora, fue y es uno de los principales
protagonistas concentrado en Managua que ha gravitado en lo bueno y lo malo de
la autonomía.
El actual régimen tiene por costumbre decidir y
manejar el poder de manera absoluta y desde Managua, por lo cual gobiernos
locales o regionales no hacen sintonía, con el espíritu de la autonomía.
El partido gobernante y dominante, dará y quitará
“autonomía” según sea su interés y riesgo. No hay dudas que desde 1990 hasta la
fecha, el que mejor se la ha ingeniado con el tema de la autonomía es el FSLN,
por algo se mantiene controlando todos los poderes, los de arriba y los de
abajo.
Solo una anotación más, las leyes pueden estar bien
escritas y sin dudas sobre la autonomía, pero sin poder real de la sociedad,
sin que los caribeños se identifiquen y apropien de lo que está en ellas, si no
la viven a plenitud como pez y agua, solo tendremos inigualables normas y un
abismo con la realidad.
En todo caso, celebro los 30 años de un proceso de
autonomía que tiene mucho por hacer y crecer. El desafío es grande, eso sí no
es posible desarrollar la Autonomía con toda su intensidad si no contamos con
una sociedad en libertad.