El gobierno
de diálogo
El régimen familiar que tenemos actualmente en
Nicaragua se define como un gobierno de diálogo, restitución de derechos… Ah, y
“por gracia de Dios”, según palabras
de la compañera dirigente, Vicepresidenta y esposa del Presidente Daniel Ortega.
Apenas ha pasado una semana desde que Ortega declaró
que en el caso de la crisis en Venezuela, la
salida es el diálogo, rechazando la intervención extranjera. Un mensaje
pacificador tal como si en nuestro país esa receta abundara y se tratara de una
característica del gobierno de Ortega... Pareciera que en Nicaragua el método
violento y el uso abusivo de la fuerza de Estado no existiera, o sea como si
viviéramos en un país en completa paz y amor.
Pues resulta que ayer, este mismo gobierno no asistió
a la audiencia sobre: Nicaragua personas
privadas de libertad, en el marco del 167 período extraordinario de
sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH, exhibiendo que
su diálogo no da lugar a discutir los temas sobre derechos humanos, sea en
Nicaragua o ante los mecanismos internacionales.
Es por eso que la Comisión escuchó y desarrolló el
diálogo solamente con la representación nicaragüense a cargo del CENIDH y
la OMCT. No obstante, la Comisionada de la CIDH,
Esmeralda de Trotino, lamentó la ausencia del Gobierno de Nicaragua por cuanto
no facilita el diálogo que la CIDH promueve sobre la situación de derechos
humanos en Nicaragua, en particular sobre las violaciones a los derechos
humanos de las personas privadas de libertad.
Precisamente, cuando no hay diálogo ni solución interna es que la
sociedad, las defensoras de derechos humanos, acuden a instancias
internacionales como la CIDH. ¿A cuántas audiencias no ha asistido este
Gobierno de diálogo? En los últimos años son al menos media docena.
Mientras tanto, acá llevamos más de 10 años sin que el
presidente más popular de América Latina, siquiera brinde una conferencia, ni
conteste pregunta alguna ni nada parecido a un diálogo; en todo caso la mayoría
de las veces que lo hemos oído es discursando o con personas que no le
preguntan nada que le moleste.
Entonces, ¿con quién dialoga?, exclusivamente con los
más ricos de este país, con los que le garantizan más poder. A la población que
le exige derechos, el diálogo no está en el repertorio del buen Gobierno, eso
sí, mucha represión.
¿Se imaginan la popularidad de la pareja presidencial
si de verdad fueran la mitad de lo maravilloso que dicen ser? En consecuencia,
queda claro que no hay tales sobre diálogo, en todo caso tendremos más arreglos,
amarres o pactos entre esas cúpulas excluyentes en procura de eternizarse en el
poder.
Por supuesto, en la larga lista de víctimas de la
represión, entre los familiares de las personas ejecutadas, torturadas, el
diálogo no ha sido ni siquiera una ilusión. Todo lo contrario, ni los cadáveres
de niños y niñas masacrados en la Cruz de Río Grande quieren entregar.
Gobierno de diálogo… Cuál, con quién y adónde? Solo
ellos saben.
Sí a nuestro derecho de vivir en libertad, con
expresión sin represión y sin miedo
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