El asesinato
de Berta Cáceres Flores y la consternación de Daniel Ortega
¿Se puede
servir a dos causas opuestas al mismo instante?
El 02 de marzo recién pasado,
fue asesinada la defensora de Derechos Humanos y líder indígena Berta
Cáceres Flores, cuyo ejemplar compromiso mereció el reconocimiento
internacional: En 2012 recibió el premio Shalom, otorgado cada año en Alemania a quienes luchan por la
justicia y la paz en el mundo, a riesgo de la propia vida y el año pasado fue
homenajeada con el Premio
Goldman de Medio Ambiente, conocido como el Nobel Verde.
En esa ocasión Berta dijo: ¡Despertemos¡ ¡Despertemos Humanidad¡
Ya no hay tiempo. Nuestras conciencias serán sacudidas por el hecho de solo
estar contemplando la autodestrucción basada en la depredación capitalista,
racista y patriarcal.
Estaba consciente de los
peligros y amenazas que enfrentaba, varios de sus colegas defensores habían
sido asesinados y ella denunció con firmeza dichos crímenes.
Sobre su
asesinato, la investigación y responsabilidad en el mismo, el 09 de marzo, familiares
de Berta y el Consejo
Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras COPINH, en
conferencia de prensa leyeron un comunicado con EXIGENCIAS AL ESTADO DE
HONDURAS ANTE EL ASESINATO DE BERTA CÁCERES FLORES.
Por la trascendencia y
contundencia de dicho comunicado citaré aspectos que nos permiten comprender e
interpretar los alcances del mensaje que Daniel Ortega le dirigió a su “querido
hermano Presidente Juan Orlando” (Hernández).
El comunicado refiere los
peligros que enfrentan las defensoras y defensores hondureños en su labor de
acompañamiento a las víctimas de ese país, veamos la siguiente cita: “Lo ocurrido no constituye un hecho
aislado, su muerte demuestra la grave situación de riesgo en que nos
encontramos las y los defensores de derechos humanos y en particular quienes
defendemos los derechos de los pueblos indígenas y de los bienes comunes de la
naturaleza en contra de la explotación de nuestros territorios. Este peligro es
permanente y afecta a todas las personas que nos rodean, incluida nuestra
familia”.
El Estado hondureño, contrario
a proteger a defensoras como Berta, significó una real amenaza, veamos la
siguiente cita: “En los
últimos años, tanto Bertha, nosotros, la familia e integrantes del COPINH hemos
sido víctimas de numerosos actos de hostigamiento, amenazas, persecución y
criminalización por parte de agentes estatales y no estatales. En especial a
partir de la entrada en funcionamiento del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca,
desarrollado por la empresa DESA (Desarrollos Energéticos s.a) dentro del
territorio de la comunidad Lenca de Río Blanco”.
El Estado de Honduras con responsabilidad en el crimen. Al respecto, el
comunicado de la familia de Berta y COPINH dice: “Todos los hechos de persecución en
contra de nuestra fueron denunciados y públicamente conocidos, sin embargo no
se adoptaron medidas efectivas de protección, tampoco se investigaron ni hubo
voluntad política para escuchar la voz del pueblo lenca que demanda respeto a
su territorio y a su dignidad. Por ello, el Estado de Honduras es responsable
del asesinato de nuestra compañera y madre Berta Cáceres”
El comunicado plantea
cinco exigencias relacionadas a las investigaciones que realiza el Ministerio
Público. La familia y COPINH consideran indispensable la participación de
expertos de la CIDH. También demandan la cancelación de las concesiones que
explotan las riquezas de las comunidades indígenas; así como la
des militarización y la aplicación de la Ley para protección de los defensores y
defensoras en Honduras.
El sábado 5
de marzo, el 19 digital publicó el Mensaje enviado por Daniel Ortega a su
homólogo hondureño Juan Orlando Hernández, a quien Daniel llama “querido hermano Presidente
Juan Orlando”. Dice el del mensaje: “Hermano
Presidente: Con mucha consternación hemos tenido conocimiento del terrible
crimen cometido contra la destacada Dirigente Lenca de Derechos Humanos y
Ambientales, Berta Cáceres, quien fue asesinada en su vivienda de La Esperanza,
Municipio del Departamento de Intibucá, Honduras.
Respaldamos, querido Hermano Presidente
Juan Orlando, todas sus Luchas para hacer de Honduras un País más seguro...” “Cuente
Usted, Hermano Presidente, con nuestra Solidaridad y Apoyo. A través suyo
hacemos llegar el Saludo y Abrazo de Rosario, y de todas las Familias
nicaragüenses, a Usted, su Gobierno, su Pueblo, y en particular a la Familia,
Madre, Hij@s, Herman@s de Berta, Ejemplo de la Valentía y Carácter de las
Aguerridas Mujeres, de nuestra querida Centroamérica”.
La
consternación Daniel y la compañera ante el terrible crimen, efectivamente es
un sentimiento de mucha gente en Nicaragua y muchos países más, especialmente de
los y las defensoras de Derechos Humanos que luchan por un mundo con
democracia, en justicia y libertad. Quizá me habría sentido representado con el
mensaje del gobierno de Nicaragua pero resulta imposible, pues no se puede
servir a Dios y al Diablo y es lo que se evidencia en la comunicación
presidencial.
Cómo pueden
Daniel y su compañera, dirigir un mensaje de conmoción y cariño para la familia
de Berta a través de un mensajero (el “querido hermano Presidente Juan
Orlando”), que es el Jefe del Estado, considerado responsable del asesinato,
como observamos en el comunicado de la familiares de Berta y Copinh.
Es
incoherente e inconsecuente, sentir en los más hondo, cualquier injusticia
cometida en cualquier parte del mundo, expresando dolor y a la vez saludar y
ser solidario con el jefe del estado donde asesinaron a Berta, el Estado que la
persiguió, la amenazó, no cumplió con las medidas cautelares otorgadas por la CIDH, y finalmente responsable de su asesinato
y para colmo, cínico porque inventan motivaciones que pretenden confundir a la
opinión pública hondureña y del mundo.
El Estado
hondureño, mediante sus órganos de investigación inmediatamente después de que
se conociera el asesinato de Berta, comenzaron a difundir diversas hipótesis
como: crimen pasional, robo, crimen con participación de sus mismos compañeros
de COPINH, en fin cualquier motivación menos la que implica al estado, sus
agentes o los escuadrones de la muerte, sicarios que actúan con su complicidad.
Quienes actuaron con activa
hostilidad, sin la legitimidad social ni la imparcialidad que se exige para
todo crimen, ahora investigan o mejor dicho se investigan a sí mismos. Por eso
la familia de Berta, su madre, sus hijos, y los amigos de COPINH, con toda la
razón exigen la participación internacional de expertos, a instancia de la
CIDH.
Cuando oí por una de las
emisoras oficialistas, que Daniel y la compañera expresaron su consternación
por el asesinato de la compañera Berta, creí estar fuera de onda, que no estaba
oyendo bien lo que decían, pues hasta llegué a pensar con una fugaz ilusión que
la pareja tenían un alto grado de sensibilidad frente a las y los defensores y
que entonces nos iría mejor acá en Nicaragua, pues a Berta la mataron por
enfrentar a los poderes públicos y privados en defensa de la madre tierra.
Pero que va, la historia se
resume en un manejo de imagen con un mensaje que procura quedar bien con los
hermanos hondureños que luchan por la justicia y contra la impunidad y de paso
se abrazan con el Jefe de Estado repudiado por la sociedad y el mundo que exige
justicia.
¿Qué
calculan con ese mensaje de quedar bien con el mandatario del Estado que violó
el Derecho a la vida de la líder indígena Berta Cáceres, por la cual afirman
estar consternado…?
Si realmente les
conmueve cuando agreden a las y los defensores, sería bien que vuelvan la
mirada hacia Nicaragua, donde la hostilidad, la intimidación y la agresión
contra los mismos es la práctica del
actual sistema dominado por la pareja.
La comunidades del caribe norte aun esperan por el esclarecimiento de decenas de indígenas y líderes asesinados por defender sus territorios ancestrales.
La comunidades del caribe norte aun esperan por el esclarecimiento de decenas de indígenas y líderes asesinados por defender sus territorios ancestrales.
¡Viva el ejemplo de
lucha y dignidad de Berta Cáceres!
¡Defender Derecho
es un Derecho!
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