Para marchar y luchar no se necesita
permiso
Protestar es un derecho, reprimirla es
un delito
A propósito de la marcha nacional
convocada por el Consejo Nacional en Defensa de nuestra Tierra, Lago y
Soberanía, a realizarse este 22 de abril en Nueva Guinea; una vez más, por ende
no es noticia, la Policía Nacional reitera la mala práctica de hacerse la
desentendida con relación a la petición hecha por la dirigencia nacional de
dicha protesta, para que las autoridades de policía protejan a los
manifestantes a fin de que no se les ataque por expresarse contra el proyecto que
amenaza con despojarlos de sus tierras.
El Artículo 54 de nuestra constitución política expresa que: “Se reconoce el derecho de
concentración, manifestación y movilización pública de conformidad con la ley”.
Ahora bien, la parte final de este artículo constitucional “de conformidad con
la ley” no quiere decir que la autoridad esté facultada para impedir la
realización del derecho mismo, por el contrario el Estado y los agentes
vinculados al tema deben estar obligados a propiciarlo.
Ninguna
ley puede establecer por ejemplo, requisitos que impidan en la práctica la
posibilidad de manifestarse, de protestar porque hacerlo es negar Derecho. Los
Estados Constitucionales y Democráticos gozan de mejor salud y se
retroalimentan cuando cuentan con una ciudadanía en ejercicio.
En ese
sentido, cabe la afirmación de que protestar es un derecho y reprimir es
un delito. Bajo
éste último título, así como en el tema Entre la Ley y la realidad, comparto
en mi blog opiniones sobre la protesta, la Ley y el Derecho (los invito a
leerlos).
Con la
presente reflexión lo que pretendo es enfatizar la importancia de que todas y
todos nos apropiemos del derecho político que nos asiste por igual y que para
realizar un derecho NO necesitamos pedir permiso, mucho menos pedirlo como un
favor. Recordemos que los favores se agradecen y se pagan. Es justo lo que
hacen los de arriba.
La esencia
de los Derechos Humanos es que no deben estar supeditados a ningún capricho ni
a la arbitrariedad de los empleados públicos; éstos pierden su razón de ser
cuando violan nuestros derechos y si se tratara de favores, agradecidos
debieran estar ellos que los hemos aguantado tanto.
Es obvio
que en la realización de concentraciones, manifestaciones o marchas, las autoridades deben adoptar medidas relacionadas
a la seguridad para el desarrollo de ese derecho de manifestación. En tanto la
movilización ciudadana no es sinónimo de delito, los agentes encargados de
hacer cumplir la ley deben protegerla frente a los ataques que sí son ilícitos. Cuando se limitan a observar, los policías se constituyen en un atacante más.
Poner en
conocimiento a la autoridad tiene por lógica que la ciudadanía se exprese con
la tranquilidad de contar con agentes del Estado que no tienen más motivaciones
que cumplir sus funciones, respetando el orden constitucional y los derechos
Humanos.
El Derecho
Político establecido en el artículo 54 constitucional no debe estar a merced de
otros grupos, por muy mayoría que sean, ésta ha sido la práctica abusiva en los
últimos años, permitida, consentida por la Policía y organizada desde el poder que la subordina.
La marcha
nacional del 27 de octubre de 2015 fue ampliamente conocida, los ataques contra
los campesinos y ciudadanía que les apoyó fue la tónica, la Policía lejos de
actuar como institución nacional, una vez más se sometió a las fuerzas
partidarias que se desplazaron libre e impunemente por las calles de Managua y
otras partes del país, para impedir de hecho el derecho de manifestación.
Por la
coincidencia entre la Policía y esas fuerzas de choque, uno se pregunta si las
autoridades refuerzan esas acciones criminales o si sus hermanos de partido refuerzan a ellas… El punto es que no tenemos porque aceptar esa forma malvada
de hacer gobierno, con una Policía que actúa como entidad política partidaria
totalmente al margen de la Constitución y los Derechos Humanos.
A pesar de
los incontables obstáculos y acciones estatales, así como las partidarias
contra la marcha del 27 de octubre, el Estado de Nicaragua en un informe
especial que envió a la ONU señaló que desconocía la ruta de dicha protesta,
que no contaba con permiso, etc., pero hay más ignominia:
Que
quienes agredieron a manifestantes en la Rotonda de Bello Horizonte, fueron
unos desconocidos que cubrían sus rostros y por eso no se podía esclarecer el
delito, faltando a la verdad porque dicho crimen fue cometido con la presencia
de los agentes policiales que tenían un control absoluto sobre las vías,
permitiendo el desplazamiento de motorizados a los que después “no pudo
identificar”, como siempre ni ellos mismos creen semejante farsa.
Veremos
qué hace la Policía en la próxima marcha de este viernes 22 de abril en curso:
O protege la realización constitucional y legítima de los campesinos que
defienden no solo sus tierras sino también la dignidad de Nicaragua, o reitera
lo que ya no es noticia: Ser una policía política partidaria yéndose y actuando
al lado de las fuerzas impunes, con lo cual le hacen un grave daño a la
sociedad y por supuesto a la Policía…
Solo un recuerdo que es historia: Se imaginan que los muchachos y muchachas hubieran pedido permiso para luchar en tiempos de aquella odiada dictadura... Seguramente algún descendiente de Somoza estuviera de Presidente.
Sea cual sea la decisión que adopten los agentes del Estado y siendo que los campesinos tienen de su lado el Derecho y la razón, nos vemos en Nueva Guinea.
¡Derecho
que no se defiende es Derecho que se pierde!
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