El muro de contención contra la inmigración
Más de 200 millones de seres humanos en el mundo son migrantes, de
esa enorme población al menos un millón son nicaragüenses. Las causas de esa cruda realidad son diversas,
entre las que podemos enunciar: Guerras, desastres naturales y la pobreza
generalizada expresada en la falta de oportunidades económicas y sociales. Carencia
de empleos estables con salarios dignos que eviten la expulsión de sus
territorios.
Sobre nuestra realidad local, es preciso recordar, dado que
corremos riesgo de olvidar, como antecedente cercano, los casi 2000 inmigrantes
cubanos que cruzaron nuestra frontera de Peñas Blancas a mediados de noviembre
de 2015 y fueron reprimidos por las fuerzas especiales de la Policía Nacional
con apoyo del Ejército de Nicaragua, expulsándoseles bajo el fundamento oficial
que habían atentado contra la Seguridad Soberana del país, concepto estrenado y
contenido en la Ley 919 que entró en vigencia después, a finales de diciembre
del mismo año.
En los últimos días hemos conocido sobre la muerte por ahogamiento
de una decena de migrantes, según reporte policial se presumen de origen
africano, encontrados en la costa del lago Cocibolca. Según información oficial
se trata de personas no identificadas por carecer de la documentación y hasta
se dio a conocer que sus cuerpos serían enterrados en el país por su avanzado
estado de descomposición.
Diversas son las causas que los expulsan de su territorio de
origen, sean cubanos, haitianos, africanos o asiáticos, lo común de todos ellos
es que se ven obligados a transitar por varios países de nuestro continente
americano, desde Brasil, Ecuador, Colombia, Panamá y todo Centroamérica,
hasta México y Estados Unidos, el último como país de destino.
En ese recorrido, según testimonio de migrantes, enfrentan todo
tipo de dificultades y verdaderas tragedias, tratos inhumanos y degradantes,
siendo víctimas de los Estados y de particulares dedicados al tráfico ilícito
que en muchos casos los dejan abandonados en extensos territorios, desconocidos
y peligrosos para los extranjeros, truncando su sueño y convirtiendo éstos en
verdaderas pesadillas.
Pesadilla como la que 10 personas sufrieron mediante ahogamiento
en aguas de Nicaragua cuando pretendían cruzar por nuestro país, cuyo Estado y
gobierno les ha opuesto el muro de contención que redunda en inhumano y
discriminatorio, forzando a que dichas personas caigan en manos de delincuentes
organizados que se aprovechan de sus condiciones precarias.
Nuestro gobierno de amor y de restitución de derechos, en vez de
actuar con iniciativa sobre el problema de fondo, receta represión con el
Ejército y la Policía, haciendo gala de su muro de contención, a favor de una
“seguridad soberana” que solo ellos entienden, dado que los migrantes son,
sobre todo, gente con Derechos Humanos y como tal no deben ser criminalizados,
por ende no caben arrestos o encierros que agudizan su problemática, ni mucho
menos militarización de nuestras fronteras para que no pasen hacia al país
escogido como destino.
Cuando escribía la presente reflexión supe de la noticia de que en
Colombia estaban varados cerca de 1300 cubanos y que el Estado colombiano
procedería a su deportación. ¿Para dónde los deportarán…? En Panamá hay otra
cantidad significativa. Es obvio que la dimensión humana de la migración no
está siendo considerada en su integralidad e integridad por muchos estados.
Mientras las noticias reportan que en Costa Rica y Panamá, sus
autoridades manifiestan preocupación por esos miles de pobladores migrantes y
hasta crean albergues, aunque sean precarios, acá mi gobierno Cristiano,
Socialista y Solidario está en disposición combativa para echarles a las tropas anti disturbios, con amansa bolos y gases lacrimógenos.
El Presidente de la República de Nicaragua debería aprovechar la
oportunidad de tener la presidencia pro tempore del SICA para proponer como
agenda de suma prioridad la discusión en cumbre extraordinaria de jefes de
estados más allá de CA, sobre la convicción de que se trata de una verdadera
crisis humanitaria, con pérdida de vidas y violaciones sistemáticas a los DDHH
de esos ciudadanos del mundo que no tienen condiciones básicas garantizadas en
sus países de origen y que al recorrer el planeta son criminalizados por
razones de Estado que niegan sus condiciones de personas sujetas de derechos,
independientemente que estén o no debidamente documentados.
En qué razonamiento y cabeza cabe devolverlos por donde vinieron, si
precisamente vienen huyendo de sus países sea por guerra, persecución,
desastres o porque no hay empleo que les garantice vivir con dignidad, como les
sucede a casi un 15% de la población nicaragüense en condiciones de migrantes que han poblado Costa Rica, Panamá y otros países CA, además de México, Estados
Unidos y en los últimos años España.
La cantidad de millones de dólares que envían en remesas, en el
caso de nicaragüense es lo más visible y destacado. ¿Cuántas historias
familiares de drama y tragedia desconocemos de esa nuestra gente expulsada de
Nicaragua Nicaragüita?.
Se fueron y muchos no piensan volver, aun con todo que ahora
tenemos un país bonito y donde su gente se declara de los más felices en el
mundo. Esta situación, es cruda realidad de falta de Derechos Humanos, ignorados
por nuestro Estado y muchos en el mundo.
En fin, de esta nuestra tierra, no vemos una política de Estado en
materia de migración, que se caracterice por el reconocimiento pleno y respeto
en la práctica de todos los derechos humanos para los migrantes que transitan
por el país, para los que decidieron venir a radicarse acá y para los nuestros
(que decidieron salir de Nicaragua).
Tratemos a los migrantes, sea cual sea su país de origen, como
queremos traten a los nicaragüenses en los diversos países del planeta. Ah…
para que los nuestros y los que pasan por acá, no sigan migrando, que nuestro
Estado y los demás, adopten políticas dirigidas a crear oportunidades de
empleo, cese de inestabilidad política y persecución, que les garanticen sus
derechos y no los sigan expulsando, mientras tanto NO caben muros de contención
que son inhumanos para la inmigración.
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