La Constitución Política, los Derechos Humanos y la realidad
Una cosa es la norma jurídica y
otra la realidad. La distancia entre el mundo legal y el real es tan parecida al
abismo que hay entre la mayoría de gente que es pobre y el pequeño grupo más
rico de Nicaragua. Aunque tenemos “la satisfacción” de que todos y todas
nacemos libres e iguales en Derecho.
¿Sabían Ustedes que hoy fue día
de la Constitución Política de Nicaragua? A propósito que están de modas las
encuestas, le pregunté a 10 conocidos si sabían de dicho día y solo dos me
respondieron que sí.
La
Ley 201 de 1995, tiene por título: Ley de Promoción de los Derechos
Humanos y de la Enseñanza de la Constitución Política; de la simple lectura
observamos que dicha ley postula y dispone la enseñanza permanente para el
conocimiento de nuestra Constitución y en particular, la educación en Derechos
Humanos.
Citaré tres artículos de dicha
ley, misma que debe ser aplicada en todos los centros de enseñanza, incluido en
las fuerzas armadas y de seguridad (Ejército de Nicaragua y Policía Nacional).
Por cierto, estamos en el mes de ambas instituciones y bien cabe observar a
manera de interrogante:
¿Cumplen estas dos importantes
instituciones con el espíritu de esta Ley 201 y en particular con lo que dicen
la Constitución e instrumentos internacionales de derechos humanos? Aunque esa
interrogante debe ser para todos los poderes públicos, para todos los agentes
del Estado encargados de hacer cumplir la Ley.
Dice el
Artículo 1: La Constitución Política y los Derechos
Humanos serán materia de enseñanza obligatoria en la educación preescolar,
primaria, educación media y técnico vocacional. Seguramente
los defensores del régimen realizaron más de alguna celebración llena de flores
y de puros elogios de que estamos al 100 con la Constitución y los DDHH, aunque
en la práctica se respeten poco, mucho menos de lo que se sabe y se enseña en
las aulas de clases.
Al respecto, por mi experiencia como defensor de DDHH en Nicaragua
puedo decir que, no basta con conocer lo que dicen las leyes y en especial lo
que dice la Constitución e instrumentos internacionales de
derechos humanos. Es un primer e importante paso conocer todo lo concerniente a
nuestros derechos pero, como dice el lema del CENIDH: Derecho que no se defiende
es Derecho que se pierde.
Ahora bien, todas y todos tenemos
derecho a todos los derechos: Tenemos derecho a la vida, tenemos derecho a la
libertad, a expresarnos, tenemos derecho al trabajo, a nuestra integridad
física (a que no nos torturen cuando se nos priva de libertad).
Pero, todos esos derechos están
permanentemente expuestos a ser violentados por los agentes del Estado y por
los poderosos amigos del Estado. Si no los reclamamos, si no ejercemos
ciudadanía en libertad y sin miedo, simplemente nuestros derechos pasan a la
historia y los abusadores seguirán como si no ha pasado nada, porque lo que no
se denuncia, para ellos es como que no existió.
Cierro entonces la idea de que la
enseñanza-aprendizaje de nuestra Constitución y los diversos instrumentos internacionales
de DDHH es necesaria y que sin práctica cotidiana, sobre todo sin conciencia de
la trascendencia de su vigencia y respeto, es como vivir en el desierto sin agua
y sin guía que nos acompañe para sobrevivir en el mismo.
El Artículo 2 dice: El
texto de la Constitución Política y los instrumentos jurídicos internacionales
de Derechos Humanos ratificados o posteriormente ratificados a la vigencia de
la presente ley, constituirán la base fundamental de dicha enseñanza.
20 años han pasado y podríamos
preguntar ¿Cuál es el balance de esa base fundamental enseñada en todos los
niveles de la educación formal?. En los últimos 10 años (la mitad de la vida de
la Ley 201) no se practica la rendición de cuentas y no se permite la fiscalización
social no estatal, por ende poco sabemos de la realidad sobre el cumplimiento
efectivo de dicho artículo.
En ocasión de que septiembre es
mes de la patria y que la Policía y el Ejército celebran también su aniversario, cabe preguntar ¿Acaso nos rinden cuentas de las violaciones a la Constitución y en particular
de las violaciones a nuestros derechos humanos?
En la misión constitucional de
ambas instituciones: ¿está concebido que traten como lo están haciendo a esos
miles de migrantes que permanecen varados en la frontera sur?
¿En qué parte de la Constitución está
escrito que el Ejército puede actuar en labores permanentes de policía,
capturando a presuntos delincuentes y hasta “eliminándolos” bajo cualquier
cuento?
Cuentos y cuentas con los que tratan de convencernos, con policías que
quedan desplazados e irrespetados como institución. Basta leer el artículo 97
constitucional y podremos distinguir las misiones para cada uno de esos cuerpos
armados.
Por su parte, el Artículo 3
señala: Declárase día de la Constitución Política de
Nicaragua, el primer lunes del mes de Septiembre de cada año y las escuelas y
colegios del país dedicarán ese día al estudio y enseñanza de la Constitución
Política.
Entonces, hoy fue día de la Constitución Política de Nicaragua, de ella
se habló sobre lo bonito que estamos, del buen e inigualable gobierno “constitucional”
y de lujo que tenemos.
En fin, hoy fue un día maravilloso
para la Carta Magna, para la Carta Fundamental. No obstante, el
resto del año, todos los otros 364 días, la prójima, la tal constitución resulta
ser una de las ciudadanas más violentadas y sin derecho a justicia, porque la
impunidad es su acompañante.
Por si se me escapa una idea
esencial, debo decir que obviamente la Constitución Política no siente los mecatazos
que reciben las víctimas de la larga lista de los abusadores del poder, últimos
que no tienen más funciones que las autorizadas en ese librito azul y blanco
(pues la Constitución), pero que ellos invierten el sentido de dichas
prohibiciones no dando valor alguno a los DDHH que sus frecuentes barbaridades irrespetan
porque les ronca y pues…Porque nosotros se los permitimos con nuestra capacidad
de aguante.
Cierro con un mensaje que recién
escuché de mi amiga María López, dice algo así: Mi abuela no lo pensó, mi madre lo pensó pero no lo dijo, yo lo dije pero no lo hice y ahora
María José lo dice y lo hace.
¿Cuál es punto? Además de saber
Derecho (sin necesidad de ser abogados), hay que ejercerlos, decirlos, denunciarlos,
defenderlos.
Tenemos que aprender a vivir en libertad y sin miedo, la
Constitución es asunto de sentirla y vivirla, no como un regalo sino como
resultado de nuestra lucha.
Derecho que no
se defiende es Derecho que se pierde
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