2016: Un fin de año estremecedor
Con todos mis hermanos y otros familiares acompañando a la mamita (nuestro hermano Egberto sentado delante de ella).
El 25 de diciembre falleció la mamita Mercedes Maradiaga Martínez
(mi madre), antes y en la misma semana había muerto su nieto Milton
Espinoza, hijo de nuestro hermano mayor Aníbal Espinoza Maradiaga. Algo intuyó
la mamita sobre su nieto porque al recibir visita de Marjourie (viuda) y de la hija mayor de ambos (Indira), con todas las limitaciones que implica estar entubada,
hizo gestos preguntando por su nieto.
La visita la percibió con extrañeza porque Milton estaba en cuidados
intensivos desde hacía 4 meses, sabido por nuestra madre. El domingo 18
falleció Milton y el siguiente domingo se nos fue la Mercha mayor. Clase
pérdida y qué dolor nos causó, aún con todo que sabíamos de su delicado estado,
no es chiche decir adiós a quien nos dedicó toda su vida.
En fin, concluyó 2016 con la partida de la mamita, mi madre, abuela,
bisa y tatarabuela. Una extensa vida. Tuvimos la dicha de expresarle lo mucho
que la adoramos en vida. Ella fue vida entera entregada a nosotros. De ella
escribí y se lo leí en ocasión de sus 87 años de intensa vida (26 de marzo de 2016 en este mismo lugar).
Su muerte fue en una fecha de mucho bacanal, 25 de diciembre, muchos en
zafarrancho, más nos sorprendió una multitud de gente que llegó a expresarnos
cariño y solidaridad, el aprecio que le tenían. Una buena parte de los
familiares, también amistades de ella y de sus descendientes. No hubo mucho
tiempo para el aviso, la “única forma de invitación” fue las llamadas por Cel y
las redes sociales.
Su voluntad fue descansar junto a sus y nuestros seres queridos que le
antecedieron: Su esposo, nuestro padre Egberto Carrión Ruiz, que marchó 17 años
antes y con quien compartió casi 50 años; nuestro hermano Egberto José Carrión
Maradiaga, el segundo hijo de ella y que se nos fue hace 4 años; su nieto Osmany
Gonzalo Carrión Maradiaga hijo de Milena, quien partió siendo un niño hacía 11
años.
La mamita Mercedes volvió a la tierra en que nació, Telica un pequeño
municipio de la ciudad de León, de donde somos originarios. Con ella, en el
mismo espacio del cementerio local, yacen sus padres, nuestros abuelos Isidro
Martínez y la mita Ramona Maradiaga (mita moncha), y otros seres queridos de
Telica. En este pueblo está pues una parte esencial de nuestra vida, historia y
memoria.
Siempre hemos procurado imitar tu calidad humana mamita Mercedes,
especialmente tu honradez. Sin grados académicos igual que nuestro padre,
fuiste maestra de dignidad; son babosadas...Decía nuestro viejo para cuando se
refería a elogios; tu ida nos cayó como un rayo, nos partió las emociones, con
todo asumiremos el desafío de continuar la vida con tu recuerdo imperecedero.
Agradecimiento especial para la multiplicada familia Carrión Maradiaga
que nos acompañaron en tu vela y en el entierro, y que en vida por mucho tiempo te
acompañaron.
Oportuno es agradecerle a nuestra tía Candidita, tu hermana, que
con sus hijos Ramiro y Pedro Joaquín, en Telica garantizaron todo para tu
descanso. Extensivo el cariño y agradecimiento a tu gran familia
Maradiaga, de Telica, que es también nuestra familia, que nos apoyaron y
acompañaron.
El agradecimiento al personal médico del hospital militar que le dedicó
atención desde que llegamos con ella a emergencias.
Siempre estarás en nuestros corazones y en
nuestras acciones mamita Mercedes.
Te adoraremos y recordaremos siempre.
Gonzalo, acabo de leer tus conmovedoras palabras dedicadas a tu mama. Ella debee haber estado muy orgullosa de vos. Un abrazo. Rubén
ResponderEliminarTuve la oportunidad en una ocasión de hablar con su madre, quien fue muy linda...sin duda deja a toda su familia grandes recuerdos y aprendizajes. Lo felicito porque tuvo una gran madre. Un saludo a toda la familia.
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