Los daños y perjuicios que nuestra
justicia no ve
“Iura novit curia” (El juez conoce el Derecho)
Si la justicia se mide con una balanza en equilibrio, controlada por un poder judicial independiente, podemos tener idea de cómo debería aplicarse el Derecho en nuestra Nicaragüita. Si la ley, en los casos concretos se aplica por selección y discriminación esos operadores “hacen justicia” como francotiradores.
En ese sentido, es preciso considerar
de entrada que la Suprema Corte sentenció que Daniel Ortega se podía reelegir
en 2011 contra Constitución expresa, dado que el Art. 147 lo prohibía. Esa
perla de sentencia certifica la calidad de la justicia.
No obstante, desde antes de esa
decisión inconstitucional y mucho peor ahora, la rareza es que hayan jueces que
dicten sentencias contra los intereses del círculo de poder que pernocta en El
Carmen. Por ello es fácil entender que hay causas y daños que duran años sin
jueces y tribunales que lo sientan o lo vean, es la sombra de don poder que los
mantiene en el cargo.
El Código Penal (CP) y el Código
Procesal Penal (CPP), establecen que los daños materiales y morales en virtud
de hechos delictivos o faltas, deben ser pagados por quien ofende. Veamos lo
que dice al respecto el artículo 114 CP “la
ejecución de un hecho descrito por la ley como delito o falta obliga a reparar,
en los términos previstos en las leyes, los daños y perjuicios por él causados…”. Lo
anterior es además del cumplimiento de la responsabilidad penal.
La presente reflexión está relacionada
precisamente a las sentencias condenatorias, en la vía penal, donde la justicia
opera por selección y exclusión; la excepción es la norma y “se hace justicia”
con operadores que actúan más como francotiradores que como funcionarios del Estado
encargados de hacer cumplir la ley por parejo.
Con una Fiscalía que acusa, el Juez
sentenciador que aplica el Derecho imponiendo las penas y otros operadores, la
justicia no brilla para montones de víctimas de graves delitos contra la vida,
la integridad sexual y psicológica, entre otros. Hay víctimas que tienen que
lidiar solas o mal acompañadas para que les paguen los daños y perjuicios.
En la memoria de las victimas
sobrevivientes, en la de sus familiares, en los de la ya larga lista de las
víctimas provocadas por los agentes del Estado, campea la impunidad de hecho o
la “legalizada”, muchos ni siquiera logran “la correspondiente sentencia
penal”, mucho menos que les paguen daños.
Nuestra justicia no ve, por las
personas que han perdido su derecho a la vida; y no es que sus familiares
callaron, al contrario muchos nos han dado una demostración de dignidad en
medio de un escenario de intimidación y cultura del miedo que busca su
paralización y resignación.
Ejemplos de esa larga lista: El
Carrizo, La Jagüitas, ejecutados en el campo como el campesino Andrés Cerrato,
los del Bombazo y Anizales 3 en Pantasma, los campesinos de El Encanto, los
adolescentes de la Paz Centro y Somoto, así como los motociclistas muertos a
balazos por la espalda o ejecutados en el suelo por “no atender un alto”.
Sumemos otras recientes, el asalto con
presencia policial contra los ancianos y jóvenes de Ocupa INSS y los tres
ejecutados en Ciudad Antigua el mismo día de las designaciones, perdón de “las
elecciones” del seis de noviembre.
Acordémonos también de la masacre del
19 de julio de 2014, donde cinco personas simpatizantes del partido de gobierno
fueron asesinadas. La acusación incluyó crimen organizado con ocupación de
bienes, pero a favor del Estado, lo que nos permite preguntarnos ¿si los
familiares ofendidos fueron indemnizados…?
Hasta donde tengo entendido no, porque
la sentencia no lo dispuso, con lo cual se confirma que son pocas las victimas
a las que los operadores de justicia le acompañan para que se les paguen daños
y perjuicios.
¿Cuál es el punto…? Que los jueces
saben Derecho y lamentablemente en Nicaragua deliberadamente se ignora el
alcance de este principio y la riqueza del Sistema Interamericano de Derechos
Humanos.
Víctimas las encontramos por todos lados,
por supuesto con poca protección y en general son los más vulnerables. Si algo
tienen en común esas víctimas es su carencia de poder económico, social y
político y para las que viven en la lejanía la cosa es peor. Se explica
entonces el panorama de impunidad que ha dominado en el país. Ello no aplica
para los que tienen el brillo de la estrella de las conexiones.
Que conste que hay algunos con
bastantes reales que habiendo delinquido, el sistema de francotiradores con sus
fusiles aceitados, se muestra a la orden de “su majestad” para pasarlos
por el paredón de la justicia arruinada, en caso de no alinearse al nuevo
modelo de paz, amor y felicidad. Para desengaño veamos la lista de diputados, hasta como buenos hijos de Nicaragua se han declarado.
Operadores de justicia saben de Derecho
En la cita ubicada en el titulo del
presente tema, señalamos la trascendental referencia a la función y deber de
los operadores en la aplicación de la ley.
En un trabajo que el año pasado
elaboré con mi colega Wendy Flores y que es parte de un libro electrónico
denominado el Control de Convencionalidad en C. A. y México sostenemos que en
Nicaragua los operadores saben mucho de Derecho y razonamos del porqué no lo
aplican como es su deber y concluimos que lo esencial es la voluntad política
determinada por la sujeción al Poder Ejecutivo donde es impensable la
independencia de los otros poderes.
No es pues que no sepan aplicar el
Derecho, ni que nuestros fiscales no sepan cómo pedirlo, no… Ese no es el
problema, la esencia de todo es que la justicia no se imparte a todos y todas
por igual, porque hay víctimas y delincuentes que además de tener tal
condición, su destino para lograr justicia es la conexión, que no es más que
los privilegios no autorizados por la ley y que redundan en impunidad.
¿Cuál justicia pronta e independiente?
Hay víctimas que pasan años esperando
por la justicia pronta, sea en demandas civiles, penales o laborales, es más de
la lista antes anotada hay casos donde ni siquiera se han dignado a presentar
una investigación oficial, “porque son
delitos complejos como la muerte de Kennedy y Olof Palme...” (Así considerados por nuestra
Fiscalía).
Ah… Pero como vivimos en un país de
ficción nos damos el lujo de declararnos capital de la justicia y otros ganchos
para la exportación.
A propósito de justicia y de los
derechos humanos, una entidad estatal dedicada a fiscalizar a los funcionarios
del Estado no dice nada para “abrir de oficio” casos como los aquí señalados ni
como el de la niña de 15 meses muerta a balazos la semana pasada, no hace ni
dice pío teniendo competencias que la obligan; es la suma de operadores
políticos que evitan molestar al poder.
"Justicia" contra el enemigo en acción de persecución
El padre y poeta Ernesto Cardenal ha
sido condenado, en la vía civil, a pagar unos 800 mil verdes (dólares), en
concepto de daños debidamente comprobados ante
la justicia independiente de Nicaragua. Dicen los que defienden la imposición de esos 800
mil, que en la “transparente sentencia” no hay “motivación política alguna”.
Por ende nada tienen que ver los residentes de El Carmen.
El Apoderado legal del P. Cardenal, Doctor Boanerge Ojeda, en declaraciones públicas señaló aspectos contundentes que
cuestionan la sentencia tanto de fondo como de forma, que se resumen en la
falta de razón de lo demandado contra la Asociación para el desarrollo de
Solentiname liderada por el Poeta.
En ese sentido, no se puede fundamentar
derechos basados en el abuso, éste se torna peor cuando la sentencia es gracias
a la indecencia de los que estilan amnesia o fingen demencia en todos aquellos casos que
chorrean sangre y que teniendo la razón ni siquiera les piden perdón.
¿Cómo no van a ser francotiradores los que
sentenciaron al poeta…?
De pronto los justos operadores se
extraviaron de dirección y no encontraron el domicilio del Padre Cardenal ni la
de su apoderado legal.
La sentencia la dictaron a su antojo a
mediados del año pasado (sin contraparte que les alegara nada) y la notificaron
mediante Gaceta Diario Oficial 8 meses después, precisamente calculando en
momento político para notificarla y lo hicieron unos días antes del inicio del
Festival de Poesía.
Ese remedo de justicia hecha sentencia,
está motivada por un perverso espíritu de represión contra el prestigio del
poeta y su contundente ejercicio de expresión, prestigio que supera de aquí
a la luna, a los que mandan de verdad en este país y sin los cuales no es
pensable la susodicha sentencia.
Dos obras grandes del poeta trapense,
Cántico Cósmico y la Revolución Perdida, ésta retrata a los asaltantes del poder como
lo que son: una clase enriquecida en nombre de una revolución que no existe. Solamente en manos de ellos está la justicia.
Nuestra
opción es la lucha, para cambiar esa impresentable justicia y todo el sistema
basado en la corrupción.
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