viernes, 10 de agosto de 2018


Nefasta normalidad

Foto: Uriel Molina /LA PRENSA

Hay que ser desalmado para admitir que, después de más de 100 días sometidos al terrorismo de Estado,  hemos vuelto a la normalidad, cuando aún está en desarrollo una persecución feroz patrocinada y ejecutada por el Estado, sus fuerzas paramilitares desplazadas con todos los recursos y que operan como escuadrones de la muerte.

¿Cómo admitir la vuelta a la normalidad con más de 300 nicaragüenses asesinados y 2 extranjeros? Si a la mayoría de los familiares de todas esas víctimas ni siquiera les han respetado el derecho de realizar y enfrentar un duelo humano y decente. Por el contrario, los responsables de esos crímenes permanecen en la impunidad, negándolo todo o que fue por la fatalidad de la delincuencia común.

Además, las familias deben asumir la presión y represión “normal” de las burlas, porque los del gobierno (empezando por el tirano) dicen que han aparecido vivos, que se mataron entre ellos. La ofensiva receta de la impunidad viene desde el crimen mismo, los agentes del Estado la han propiciado con la manipulación de los expedientes y pruebas, como sello de exoneración de los asesinos con y sin capuchas.

Los de Monimbó y toda Masaya, los pueblos blancos, los caraceños con Jinotepe y Diriamba a la cabeza, los de Matagalpa y Jinotega con su Monimbó del norte; los del sur y occidente con León y Sutiava en pie de lucha; los chontaleños y los Managua con los universitarios y barrios orientales alzados; en fin...Todas las poblaciones del país en resistencia y brutalmente reprimida, toda esa gente recuperó la normalidad perdida?

¿Cuándo y cómo la recuperaron? si aún están bajo persecución, con las capturas y allanamientos sin orden, las redadas y cacería sin límite… en medio de la desolación por no estar junto a sus hijos, esposos, padres y hermanos? Bárbara normalidad… 

Las miles de familias con centenares de presos y presas políticas han vuelto a la normalidad, sin siquiera poder saber cómo están sus seres queridos en los diferentes centros de tortura?

Clase normalidad la sufrida por las madres expulsadas del Chipote y la del ciudadano Osvaldo Canizales, esposado a una camioneta policial y arrastrado por las calles de Jinotepe, con el común de que preguntaban por sus hijos presos o desaparecidos; o sea ¿es normal que te despojen de tu derecho a preguntar?.  

¿Cómo y cuánta normalidad recuperaron los familiares de los que huyen en las montañas de nuestra Nicaragua sometida al terror…Cuánta de ella queda entre las familias de los miles de expulsados de nuestro territorio, consecuencia de esa persecución feroz a cargo de los que ahora la declaran...?

Cómo y cuánta normalidad pueden tener los familiares de los detenidos desaparecidos, de los que en su desesperada huida fueron ejecutados por los bailarines de la muerte y del terror?

¿A qué se refieren los de arriba y cómo entenderla abajo, entre los centenares de discapacitados, sin ojo y con daños brutales, a ese estado doloroso y nefasto le llaman normalidad...?

Es la normalidad de los aparatos de represión, extensión partidaria de la dictadura con la forma de operadores de “justicia”, que judicializan sin causa legal alguna y que, como verdaderos francotiradores, aplican las leyes al capricho y antojo de los mismos que ordenaron tirar a matar. Si tenemos dudas, revisemos cómo encarcelaron a Irlanda Jerez, dos años después de una presunta condena que de repente se acordaron existía. 

Es la normalidad de los presos sin juicios y juicios sin derechos, sin asistencia legal, lejos de su lugar de residencia, con audiencias secretas y como los verdugos saben que no tienen casos, recurren a la tortura e intimidación para que los presos políticos se declaren culpables. Ah... Se me olvidaba que al salir, deben agradecer a ya saben quién. 

LA PRENSA/ Óscar Acuña / Cortesía
Esos francotiradores son los mismos que con infame normalidad persiguen a Nahomy Doris Urbina Marcenaro, conocida como la Comandante Masha, una joven mujer que desde las trincheras de Jinotepe nos demostró que ni el cáncer pudo contra su integridad y dignidad de persona. Los indignos que la persiguen no tienen ni idea de lo que es justicia, legalidad y derecho como los que defiende la Masha.

Entonces, de qué hablamos... De la normalidad de centenares de presos políticos que luego de ser liberados buscan alternativas para abandonar el país, precisamente porque en la carceleada se les propinó el suficiente tratamiento para no volver por otra...?

¿Existe normalidad entre los nicaragüenses que perdieron su empleo, entre los médicos y maestros despedidos por no someterse a las órdenes inhumanas, criminales de la dictadura...?

Sólo en las mentes criminales se celebra esa normalidad, por eso danzan después de matar, cazar, desaparecer y torturar. Es la pretendida normalidad de los encumbrados, los poderosos que quieren seguir desgobernando a punta de sangre y fuego, aunque a sus alrededores abunden sólo los fusiles asesinos, único recurso que les queda porque gente es lo que menos tienen. 

Además de asesinos son normalmente cínicos y mentirosos. Eso sí, el pueblo podrá ir recuperando normalidad cuando la dictadura dinástica y sanguinaria pague por todos los crímenes de lesa humanidad y más, cometidos contra todo un pueblo.

Digan lo que digan, hagan lo que hagan… El pueblo de Nicaragua vencerá a la dictadura para vivir en libertad y sin miedo, Jodido!!!

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