Amenazan con cárcel de 60 días sin acusación
La semana pasada magistrados de
la Corte Suprema de Nicaragua, adelantaron la intención de reformar el período
de detención policial de las 48 horas ordenadas constitucionalmente y sostienen
en su genial idea de “legisladores y constituyentes” que, solo se va reformar
el Código Procesal Penal CPP sin violar la Constitución, amenazando con prolongar la detención hasta 60 días sin acusación y lo dicen con una
frescura que ni ellos mismos se la creen.
Este nuevo atropello que pretenden
“legalizar” se combina de forma calculada con la eventual Ley de Seguridad
Soberana. Ambas leyes serían una soberana violación a los derechos humanos,
pues una (“la soberana”) creará enemigos y la otra les garantizará cárcel hasta
60 días para que salgan domados de las celdas policiales especialmente del
Chipote.
Para que tengamos una idea clara
sobre la gravedad de lo que pretenden imponernos con esa anunciada reforma,
veamos el artículo 33 de la Constitución Política de Nicaragua que dice: Nadie puede ser sometido a detención o
prisión arbitraria, ni ser privado de su libertad, salvo por causas fijadas por
la ley con arreglo a un procedimiento legal. En consecuencia:
1) La
detención sólo podrá efectuarse en virtud de mandamiento escrito de juez
competente o de las autoridades expresamente facultades por la ley, salvo el
caso de flagrante delito.
2) Todo detenido tiene
derecho:
2.1 A ser informado sin demora, en idioma o lengua que
comprenda y en forma detallada, de las
causas de su detención y de la acusación formulada en su contra; a
que se informe de su detención por parte de la Policía y él mismo a informar a
su familia o a quien estime conveniente; y también a ser tratado con el respeto
debido a la dignidad inherente al ser humano. Y el 2.2 dice: A ser
puesto en libertad o a la orden de autoridad competente dentro del plazo de las 48 horas posteriores a su detención. Si nos
fijamos bien, sin ser abogados podemos concluir que no hay detención sin causa
legalmente establecida. Entonces, la constitución y nuestros derechos se
violentan cada vez que una persona permanece detenida por más de las 48 horas
sin ser acusada.
Observemos ahora la maniobra
dirigida a encarcelar más allá de las 48 horas constitucionales. Los honorables
y justos magistrados argumentan que de ninguna manera se va cambiar ni violar
la constitución porque ésta mediante el citado artículo 33 solo obliga a poner a la orden de la autoridad (Juez) sin necesariamente acusarlo y que basta
pasar al detenido ante el Juez, y éste será el que autorice los “hasta 60 días
de detención” para que la policía lo siga
investigando.
Para rematar afirman que desde
hace mucho tiempo, los operadores de justicia han venido aplicando e
interpretando mal el artículo 33 acusando dentro del término de las 48 horas
constitucionales, sin estar obligados a ello. O sea, les tenemos que dar un
premio porque tienen años de estar sobre cumpliendo la norma constitucional
(ja!!!). Cara de qué nos ven…
Y, para respaldar tal argumento se
limitan a citar una parte del artículo 33 constitucional, el 2.2 A ser puesto en libertad o a la orden de autoridad
competente dentro del plazo de las 48
horas posteriores a su detención. Deliberadamente
omiten el numeral 2.1 arriba citado (derecho a conocer la acusación), que
podemos leer en la publicación oficial de la Constitución y que seguro es la
misma que consultan los operadores de justicia (a menos que tengan un
ordenamiento paralelo).
Por tal razón, la idea de
reformar el CPP “sin violar la constitución”, carece de fundamentación jurídica
constitucional y en caso de hacerlo, el Estado impondría una legislación
regresiva en materia de derechos humanos; distorsionando los principios
contenidos en diversos instrumentos internacionales, como los señalados en el
artículo 46 constitucional; relativos a los derechos y garantías de las
personas detenidas, privadas de libertad y sometidas a procesos.
Es preciso tener presente que la
finalidad de las 48 horas constitucionales es para que la detención policial
sea estrictamente breve, como derecho y garantía de la libertad reconocida en
el artículo 33. Tan importante es esa disposición que cuando los detenidos son
presentados ante el juez o jueza con la correspondiente acusación, la finalidad
en la primera audiencia es resolver si se admite la acusación y si la persona
acusada queda en prisión preventiva. Acá podemos distinguir que no es lo mismo
la detención policial que la prisión ordenada judicialmente.
Cuando leemos los principios del
CPP y el artículo 173 del mismo, observamos que la prisión está prevista como
medida excepcional, basada en los principios de inocencia, legalidad, necesidad
y proporcionalidad, bajo la lógica de que primero se investiga y sin cárcel
prolongada. Dice el 173 que para que el juez dicte prisión, de la acusación
debe desprenderse que el imputado (detenido policialmente) probablemente ha
cometido el delito por el que se le acusa. Lo que viene es al revés, detenerlo
para luego investigarlo y el poder judicial autorizará que así sea sin acusación. Qué les parece?
Ahora bien, si de la realidad se
trata: Las cárceles y los sistemas penitenciarios están a reventar, convertidas
en verdaderas bodegas inhumanas, por lo cual la misma Corte hace pocas semanas
anunció medidas para descongestionarlas, con beneficios de libertad para
personas por condenas menores a cinco años y por el nivel de cumplimiento de
las penas. O sea, de las cárceles saldrán las personas condenadas por
delincuencia común, para llenarlas de reos políticos.
Agreguemos otros aspectos
importantes: Si consideramos que “tenemos a una de las mejores policías del
mundo y somos el país más seguro”, entre muchos… Concluimos entonces que no hay
razones jurídicas, ni legitimidad social que justifique ese cambio. A menos que
nos hayan jugado sombra desde hace mucho y se pretenda resolver con cárcel la
ineficacia en la realización de las debidas diligencias de investigación.
La propuesta inconstitucional
vendría a reventar más esas bodegas inhumanas, atentando contra la dignidad de
todas las personas detenidas. En fin, si no hay justificación razonable ¿frente
a qué estamos? Las explicaciones las encontramos en motivaciones políticas y
podemos entender mejor por qué violan nuestra constitución, por qué tienen en
detención prolongada a los mineros de El Limón, a los chichigalpinos y entre
ellos a un par de ciudadanos que ayer cumplieron un mes en el chipote sin
acusación alguna y que estaban desaparecidos por más de 3 semanas.
Desde hace rato vienen abusando y
al parecer están urgidos de un nuevo producto de imagen para la exportación. La
reforma tiene el propósito de atenuar el impacto que generan sus abusos en el
escenario internacional de los derechos humanos. La carceleada contra la
ciudadanía que lucha por su libertad y todos sus derechos necesita de ese
efecto publicitario para lo que es bueno el actual régimen.
Concluyo la presente destacando
la labor de la Comisión Interamericana y la jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos. Así, podemos observar informes
especializados como Seguridad Ciudadana y Derechos Humanos; sobre los
privados de libertad y el uso de la prisión preventiva en las Américas. Al
consultar estos informes constatamos el amplio desarrollo progresivo de los
derechos humanos, con estándares internacionales de protección a la libertad
personal; la garantía de legalidad de la detención, donde no cabe la
arbitrariedad y que deben ser respetados por los estados; incluso cuando se
trata de garantizar seguridad ciudadana.
La prisión es una medida extrema
y la anunciada reforma trata de la detención policial, con consecuencias peores
por cuanto constituyen penas anticipadas contra personas bajo investigación.
Conclusión, eso solo se puede considerar como absoluto castigo, cuyas
motivaciones ya las estamos viviendo.
Estamos avisados, nuestra
respuesta debe ser la lucha por la libertad frente a la dictadura.
Excelente, muy claro todos sus argumentos, ya que con tal aberración jurídica pretenden legalizar actos de tortura en detrimento de los derechos humanos de las y los detenidos (lídres y activistas defensores de la población) por represalias.
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