A Scarlett, la chela de mi vida
A riesgo de ser cursi, vale hacer memoria para hacer
homenaje a tu calidad de mujer y extraordinaria persona. Como nuestra vida
juntos, ha sido muy fructífera puedo decir que no cabe ese dicho popular que no
valió la pena. Si valió y muchísimo y de entrada gracias chela mi amor por
todos estos años.
Ya pasaron 35 desde que nos conocimos, estábamos en
pleno apogeo de aquella década de lucha y compromiso, cuando mucha gente de
nuestro pueblo hacía revolución. Vos y yo fuimos parte de la juventud dispuesta
al sacrificio, ese ejército humano de completa chavalada nos juntó.
Quien diría… Acá estamos juntos y como que no ha
pasado el tiempo o mejor dicho cómo ha pasado el tiempo.
Chela, te acordás de nuestro primer encuentro..? Como
la memoria nos juega trampa, aquí mi recuerdo: Yo estaba en la casa regional de
la JS19J en Managua, cuando te ví llegar, con tu rostro rosadito y lindo. Fue
iniciando el año escolar de 1982, la idea era que me apoyaras en el trabajo y
que apoyo el que me brindaste, lo hiciste a la perfección, llegaste para
quedarte, aunque ni idea tenías seguramente de que eso pasara y más con este
negro. La combinación fue como el café con leche que nos encanta.
No voy a ser tapudo diciendo fuera del tiempo que “desde
que te ví me enamoré de ti”, sería falso de toda falsedad; eso sí no pasó mucho
tiempo para que tal química sucediera, íbamos en caminata hacia Masaya para
celebrar un aniversario más de aquel 19 de julio, el recorrido de 30 kilómetros
fue propicio para estrechar nuestras manos y empezar, con todo y paréntesis lo
que es a hoy ya más 30 años recorridos.
Siempre que hacemos reflexión sobre nuestra
participación en lo que fue la revolución en los 80, coincidimos que de ella
quedamos una generación que sobrevivió, con el privilegio de estar para
contarla y sin mayores secuelas de la guerra, como le sucedió a los que cayeron
en esa década.
NO dudamos en decir que quedamos nosotros, nuestra
amistad y nuestra relación profunda sellada con el amor y la entrega completa
de sinceridad incondicional. Cómo han pasado los años, las cosas que nos ha
dado la vida… Tres décadas llenas de contenido, de amor y muchas buenas, con
problemas pero con ganas de seguir nuestra vida juntos.
En esa nuestra larga relación, vos has sido una
tremenda protagonista. A vos no te supero, me es imposible. Sos una mujer casi
perfecta, con una honradez inimitable, por eso la trampa, el eñgano y la
mentira no están en tus genes, diría que es herencia Palacio Miranda. O sea,
con vos he compartido un Palacio, aunque no solo he sido un Miranda, he mirado
y actuado, cómo no hacerlo con esa tu belleza de mujer.
Por supuesto, tenes un carácter especial, extraordinario,
para el cual he tenido mi auto receta. Esa forma no marchita tu esencia de
mujer íntegra. Cómo han pasado los años verdad, nuestras dos bellísimas hijas
Tania y Paula lo certifican, además ellas se encargan de recordarnos tu
calidad, ninguna de las dos tiene las mañas y marañas de la maldad que abundan
en estos tiempos. En eso, siguen tu ejemplo y creo que ellas son hijas de la
honradez, de esa que nos hace tanta falta en la Nicaragua Nicaraguita.
Chela, ahora que te escribí este bla bla, a manera de
homenaje. Cómo no recordar que fuiste una chavala alfabetizadora y que cumpliste tus 15 años junto a los campesinos; te recuerdo como miliciana, reservista, cachorra del SMP y cortando café
más de una vez… Recuerdo especial cuando a finales de 1982 nos fuimos a
celebrar Navidad y año nuevo, vos en el Quetzal con tus hermanas y yo en La
Trampa, ambos con una trenada de chavalas y chavalos cortando el rojito durante dos meses, con aquel inolvidable frío. Días maravillosos
aquellos, era cuando estábamos de novios, Tania estaba a varios años en camino
y Paula muchos años después.
Te recuerdo, en tu casa en Bolonia, cuando nos
acurrucábamos en la orilla de la acera, en las limonarias, con tu papá rondando... Y yo queriendo y agarrando… tu mano je je!! Ay… cómo no recordar que más de
algunas vez por los deseos de un beso tuyo, me dejó el bus de mi ruta hacia la
casa, historia que 30 años después sigue igual (nuestros chacobos y el pésimo servicio
de transporte).
Con nuestras hijas Tania y Paula
Cuando recordamos aquellos tiempos en revolución y
nos preguntamos también si esa época valió la pena, la conclusión es que sí y
en mi caso o en nuestro caso valió muchísima la pena, pues con la revolución de
la quedan muchos recuerdos… Yo, sin comprar ni un vigésimo, me saqué la lotería
porque te tengo a vos, chela linda y mujer incomparable y por si fuera poco,
tenemos en común a esas dos mujeres maravillosas que son nuestras hijas Tania y
Paula.
Paratuqueando a Pablo: Porque en días como este te he
tenido entre mis brazos… Con o Sin el permiso de Neruda… Puedo recitar los
versos más bellos esta noche!!!
Posiblemente el tiempo marchite mi memoria, pero nunca
podrá con nuestro amor que es ya gloria.
Dije que corría el riesgo de ser cursi, pero valió la
pena el ejercicio de recordar lo que quedará en el corazón para siempre. Vos
chela Scarlett con mucha emoción.
Te amo, tu negro
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